VII

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— Tu esposa tiene SIDA.

— ¿Cómo? — Tony no se sorprendió tanto, de hecho fue lo que pensó a los pocos días luego de haber visto el video que alocó a todo el mundo. No le importó mucho, simplemente le causó otra decepción. — Pues no me sorprende, pero, ¿está bien, no?

— Por ahora no. Llegó con una fiebre muy alta y eso no es bueno. Lo más probable es que nunca se ha cuidado y el mal la está matando.

— Pero no hay cura para eso, Bruce.

— Así es, Tony, pero se puede controlar para que el cuerpo no sufra tanto daño y al parecer ella no lo hizo — Le explicó el hombre detalladamente a su amigo.

— ¿Y entonces qué? — Stark sabía lo que era el SIDA y ahora se preguntaba qué haría con Potts. Con indiferencia le respondía al médico, quien podía notar lo poco hombre que estaba siendo el moreno en ese momento. — ¿Crees poder ayudarla o algo?

— Se nota que realmente no te importa, Tony, estás tan tranquilo que ni pareces ser su esposo — El doctor supo al segundo que estuvo mal lo que dijo, lo cual ya era demasiado tarde y se arrepentía por haber abierto la bocota.

— ¿¡CREES QUE MERECE QUE ME PREOCUPE POR ELLA, BRUCE!?, ¡TUVO SEXO CON OTRO HOMBRE Y SE CONTAGIÓ!, ¡ELLA SE METIÓ EN ESE LÍO Y NOS HIZO MÁS DAÑO A MÍ Y A LOS NIÑOS QUE ASÍ MISMA!, ¡ASÍ QUE NO DIGAS NADA MÁS Y VETE A VER QUÉ CARAJO PUEDES HACER POR ELLA! — Fue ahí cuando explotó de coraje y los que estaban cerca observaban cada cosa. Steve se acercó al presidente para calmarlo y que no siguiera haciendo un alboroto, pero en lugar eso fue tomado del antebrazo por Stark, siendo jalado y llevado a los baños. El castaño cerró la puerta con seguro y entonces gobernó un largo silencio ahí adentro.

Anthony se apoyó con los codos en la larga barra para lavarse las manos, inclinando la cabeza y dándole la espalda al rubio. — ¿Por qué me tiene que pasar esto? — Rogers supo en ese momento que su presidente no se encontraba nada bien, la voz de éste se volvía ligeramente entrecortada y temblorosa. — ¿Q-qué fue lo que hice mal como para que Pepper me hiciera eso?, es... Es verdad, no la amé, pero... Sí la respetaba y la quería — Era claro que vivir así le dolía, estaba furioso y a la vez triste, decepcionado.

Rogers era pésimo para consolar, nunca antes se había encontrado en una situación similar. Bueno, sí, la primera vez que tuvo sexo con el castaño; aunque realmente no lo consoló. — No es tu culpa — Desde hace tiempo Steve no se dirigía a Edward con tanta educación cuando se encontraban solos, fue a petición del mismo presidente que no usara el "usted, señor, étc", tanta cortesía lo llegaba a enfadar. — Pero creo que lo mejor es que la escuches. Dices que quieres cuidar a tus hijos, que deseas lo mejor para ellos, pero, ¿qué les dirás en caso de que ella llegara a faltar?, ¿mentiras?, luego te arrepentirás de haberla ignorado por tanto tiempo.

— ¿Enserio crees eso? — Anthony se giró mostrándole su rostro al guardaespaldas; tenía los ojos un poco rojos por las lágrimas que había derramado en ese instante. Miró fijamente al rubio y frunció el entrecejo. — Porque no pienso perdonarla.

— Nunca dije nada acerca de perdonarla — El más alto se quedó parado cruzándose de brazos esperando a que el mayor se controlara y así poder salir de los sanitarios. En el fondo prefería quedarse ahí adentro para no tener que ver a la cara a tanta gente.

— Pues yo escuché algo así como de que " igual si la escuchas podrías perdonarla" — Tony se secó las lágrimas y dió un saltito para poder sentarse sobre la barra, dejando sus piernas colgando en el aire.

— Pues entonces escuchaste mal, yo sé el significado de las palabras que digo.

Stark sonrió con discreción mientras miraba desde ahí de pies a cabeza al guapo hombre. — ¿Sabes?, pareces ser de esas personas raras que tienen más de una personalidad — Steve también esbozó una corta sonrisa que apenas y se notaba. — Cuando eres mi guardaespaldas te comportas como un estúpido soldado, "sí señor, no señor", te pones serio en todo. Y cuando no eres mi guardaespaldas cambias por completo, hasta pareces otra persona.

— ¿Cuando no soy su guardaespaldas?, eso es porque...

Anthony separó un poco más sus piernas mientras se aflojaba la corbata gris que hacía juego de color con su saco y pantalón; prendas que en cuestión de segundos ya no las traería puestas. — Somos amantes — Fue el mismo Stark el que terminó de completar lo que había dejado Rogers a medias.

The President | STONYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora