Capitulo 8. La verdad

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—Lo presiento. No finjas, quiero descubrir porque Samuel y Guillermo quieren que estemos juntos —Insisto.


—Vic, no sé a que te refieres —Se encoge de hombros


Tengo mucha paciencia.


—De esto —Levanto mi brazo seguido del de Frank, mostrándole las esposas.


—¿Yo? —Ahora Frank me mira y coloca una mano en su pecho.


—Si, tú, no hay otro Frank Garnes al que estoy esposada.


—Ya te digo que estoy igual de perdido que tú —Afirma, ya no puedo luchar contra eso. Simplemente no quiere decirme y lo acepto.


En un momento en el que ya no conversamos, nos quedamos viendo a los ojos, siento que todo a nuestro al rededor desaparece, solo él y yo, flotando en un universo de estrellas y nubes.


Es tan incómodo que pase esto, ni una palabra, ni un sonido que nos interrumpa, solo nuestro contacto visual.
Esperen, quiero besarlo, ¿por qué quiero hacerlo? Oh sí, como estoy enamorada ya estas cosas están cambiando en mí.


Instintivamente nuestros rostros se van acercando y nuestras miradas viajan hacía los labios del otro, no puedo controlar esto que se enciende en mí.


Escucho como mi propia mente y corazón me gritan que lo haga, que lo bese.
Entre tantas dudas de mi carne, Frank es quien se acerca más a tocar mis labios con los suyos, siento toda esa corriente de millones de voltios recorrer mi cuerpo entero.


Y a punto de que el beso tome movimiento, ambos escuchamos una voz muy familiar y que empezamos a odiarla, nos separa de algo qué tal vez sea un tremendo error.


Giro mi rostro y cierro mis ojos con vergüenza.


—¡Victoria, Frank! —Samuel viene acercándose con prisa, con la voz agitada.


—¿Y ahora que quieres, Samuel? Ya no quiero ni volverte a ver, macho —Frank se expresa molesto.


—¿Interrumpía algo? —Pregunta curioso. No tiene ni una idea


Nuevamente siento la mirada de Frank y tal vez de Samuel también sobre mí.


—No, nada, ve al grano, ¿que quieres? —Frank habla por mí también. Se lo agradezco.


—He perdido la llave de las esposas —Confiesa Samuel.


Oh no, esperaba que Samuel tuviese la llave para salir de esto ya, solo quiero correr. La vergüenza me inunda.


—Samuel, si no fuese porque Victoria está presente y no quiero causarle un trauma, te juro que te mato aquí mismo. Cojo las flores y las meto en tu boca hasta que mueras de asfixia —Frank amenaza con los dientes bien apretados.

Inocencia; bysTaXx (La Chica de Ojos Azules)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora