Una sorpresa pelirroja

Protección

Llegamos ambos al instituto y atravesamos el pasillo juntos. Sentí que varias personas nos miraban, como si llamasemos la atención.

-Tengo que ir a recoger las listas de asistencia e ir pasando por las clases, ahora nos vemos, no te vayas a sentar donde no debes, a ver si hoy consigues que no te expulse- me dijo Castiel, con una risa entre dientes, esperando a mi reacción.

Y mi respuesta en forma de golpe no tardó en llegar, lo que solo hizo que se riese más.

-Oye Castiel... siento que ahora si estoy delante del verdadero tu, y me encanta, me encanta verte reir así.- Le dije, sinceramente. No pude evitar ser yo la que reia aquella vez ante su sonrojo, aunque yo también lo estaba.

-Va venga, que llegas tarde y te voy a poner retraso- me dijo mientras me empujaba levemente hacia la puerta -Ahora vengo.- y se despidió desapareciendo al final del pasillo. Me quedé observándolo, era tan feliz en aquel momento.

Entré en el aula, y nuevamente, se hizo el silencio, y luego los cuchicheos. Pensé que podría acostumbrarme a ello. Amber ya estaba sentada en su queridisima silla, y solo estaba disponible la que estaba frente a ella, así que allí me senté. Ni siquiera ella podría estropearme aquel día. O eso pensaba yo.

-Oye, tú. - escuché detras mía. Aquella irritante voz solo podía pertenecer a ella. Me giré para mirarla a los ojos, y entonces Amber comenzó su discurso -Mira guapita, acabas de llegar, además no has dado ni una clase porque te expulsan antes y quizás no sepas cosas básicas como que yo me siento donde me de la gana. Entonces tienes que agradecernos lo buenas y comprensivas que vamos a ser todas recordandote una cosa que quizás no sepas bien... Pero Castiel no se toca.-

Sentí la rabia crecer en mi estómago - ¿Perdona?- pregunté incrédula

-Lo que oyes, y que no te lo tengamos que volver a repetir, que te alejes de Castiel.- dijo amenazante -Que os hemos visto monada, saliendo y entrando del instituto juntitos y charlando tan tranquilamente, y no sabes donde te estás metiendo.- respondió.

-¿Y que vas a hacer? ¿Matarme? Que miedo tengo Amber- contesté sarcástica, sin echarle mucha cuenta.

-De pronto noté como Amber se acercaba, hasta llegar a susurrarme al oído, poniendo su mano en mi cabeza- Tu no me pongas aprueba y hazme caso, o vas a salir muy mal parada.- y Amber prosiguió a tirarme del pelo varios largos segundos.

Yo intentaba no gritar por orgullo, pero aquello dolía de verdad. La agarré por las muñecas pero no podía frenarla. Escuchaba como ella y sus amigas se rían.

De pronto me soltó, eleve la cabeza y vi que Castiel había entrado al aula. Estaba roja de rabia, asi que nada iba a detenerme. Cogí la cabeza de Amber y la impacté contra su escritorio.

Me giré y vi la expresión de Castiel, haciendo una mueca, no sabía si estaba decepcionado o intentaba no reirse.

-Si, ya lo se, ya me voy- dije, sabiendo lo que se venía.

-Un momento Laineria- me paró Castiel -¿Que ha pasado? - me preguntó.

-Amber me ha amenazado y me ha agarrado del pelo- le respondí, señalando a Amber, quien todavía sollozaba tapando su frente con ambas manos.

-¿Amber por que has hecho eso? - preguntó Castiel

-¿¡Que más da!? - gritó Amber - echa ya a ese bicho de clase- contestó.

Puse la mirada en blanco y me dispuse de nuevo a salir del aula.

-Quieta Laineria- me freno Castiel, poniendo un brazo frente a mi. -La expulsada eres tu Amber, vete del aula.-

Miré a Castiel, incredula, el cual me dedico un pequeño giño. Me giré y pude ver a Amber con la cara descompuesta.

-P-pero Castiel...-dijo Amber, acercandose lentamente a nosotros. Andaba contoneandose, acariciandose el pelo de manera coqueta.

-Amber, fuera y a la siguiente palabra que digas tendrás una sanción -

La rubia cambió de actitud, y si las miradas matasen, hubiese fallecido en aquel instante con la mirada de Amber. Se marchó dandome un golpe en el hombro.

Aquello no me importó, sonreí a Castiel, me sentía tan protegida con el allí. Me senté en mi asiento y pude dar mi primera clase por fin.

Poco sabía, lo que estaba por venir...