Castiel

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Poco a poco recobre la consciencia, podia escuchar varias voces masculinas de fondo, parecían alteradas.

Levemente, entreabrí los ojos. Estaba en la misma sala donde me había desmayado, y delante mia, al fondo de la habitación había siluetas masculinas. Vi a Castiel atado a una silla.

-¿Estas jugando a algo o acaso pensabas que soy imbécil? - dijo Nathaniel mientras agarraba a Castiel del cuello de la camisa.

Nathaniel y dos hombres más tenían a Castiel inmobilizado, estaba muerta de miedo, pero no volvería a quedarme quieta. Al fin y al cabo, ese día planeaba seguir a Castiel para averiguar por qué poseía una pistola y varias balas.

Mire a mi alrededor, evitando movimientos bruscos para pasar desapercibida.

Y de pronto la vi, la pistola que estaba anoche en la caja de Castiel, estaba a pocos centímetros de mi.

-Te dije 6 balas, ni una más, ni una menos. ¿Sabes contar Castiel? Porque aquí hay 5- dijo Nathaniel, enseñándole las balas a Castiel.

-Te prometo que las tenía, te prometo que eran 6- Contestó Castiel, con furia en su voz.

-¿¡Y entonces donde está!?- grito Nathaniel, alzando el puño hacia Castiel.

-Aquí - dije, y todas las miradas masculinas se dirigieron hacia mi. Estaba empuñando la pistola, mientras enseñaba la bala.

-Vale, tranquila, no hagas ninguna tontería, dame eso y todo estará bien ¿De acuerdo? - Dijo Nathaniel, acercandose lentamente a mi.

-No te muevas- dije, mientras cargaba el arma con bala. Apunté a Nathaniel- Suéltalo primero.

-Está bien, está bien. Soladle. - dijo Nathaniel, y sus dos secuaces desataron a Castiel.

En cuanto Castiel pudo moverse, se avalanzo sobre uno de los hombres. Entre gritos y golpes, Nathaniel se dio la vuelta para controlar la situación - ¡Quietos! - gritó.

-Quieto- le dije, poniendole el arma en la cabeza.

-... ¿Que quieres? - me preguntó, con un serio tono en la voz.

-Olvidate de Castiel, no vuelvas a dirigirle la palabra y por supuesto, no vuelvas a pedirle nada.- le contesté.

-Está bien. Este será el último trato. Soy un hombre de palabra- contestó.

Castiel tenia agarrado a uno de los secuaces por el cuello de la camisa. Lo lanzó al suelo y andó en mi dirección. Me quitó la pistola de las manos, y me hizo avanzar hacia la puerta de salida.

-Aquí la tienes.- dijo Castiel dejando la pistola en el suelo.

-Agradecele a tu novia Castiel, aunque es patético que haya tenido que sacarte ella de ésto. - Le contestó el chico rubio, con soberbia en su tono de voz.

Castiel cerró la puerta tras nosotros, me cogió de la mano y me hizo correr por el pasillo.

Mientras corriamos y observaba su espalda solo podía pensar en lo aliviada que estaba en que él estuviese bien.

Una sorpresa pelirrojaWhere stories live. Discover now