INTRODUCCION

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   Aunque mi animosidad no es de angustia o temor, no olvido la inquietud de haber poseído recuerdos que no eran míos, y que acudían a mi mente con la naturalidad de eventos realmente vividos.

Nunca me sentí acosado por algo parecido al mandato que dicen recibir los que aseguran haber experimentado contactos paranormales, que les impelen a hacer determinada cosa a cambio de su tranquilidad o de su vida, ni percibí alguna obligatoria misión.

Sin embargo, sí me atosigó la urgencia de usar toda esa información para ejercitar mi pasión de toda la vida, que es la de escribir.

Fue así que nació la novela DEL BIG BANG AL TEPEYAC y corroboré que, tal como se me había anunciado, al escribir dejé de sentir los recuerdos como vivencias, y al releerlos los percibí como producto de mi imaginación.

Tras terminar esa primera obra basada en recuerdos ajenos, me sumí en un marasmo de casi seis meses, en que intermitentemente recordaba episodios del Siglo XVI sobre la histórica controversia de si los nativos de las colonias españolas de ultramar eran seres racionales o no.

Un buen día sentí la enorme necesidad de plasmar en letras tales acontecimientos y produje esta obra bajo el título RECUERDOS TRASCENDENTALES, dividida en dos partes.

En la primera incluí un recuento detallado del viaje de fray Juan de Zumárraga para cumplir con la comparecencia ordenada por el emperador Carlos V, con la finalidad de que le explicara las razones que tuvo para recomendar la remoción de todos los miembros de la Primera Audiencia de Indias.

En la agenda de ese viaje, el obispo de indias incluyó informar al emperador y al papa Clemente VII, sobre la aparición de la Virgen de Guadalupe en el Nuevo Mundo, y además la sugerencia de que no se declarara irracionales al los nativos de las Indias Occidentales.

En la segunda parte escribí sobre las entrelazadas aventuras de mortales e inmortales, que hicieron posible que yo recibiera los multicitados recuerdos.

Al escribir ésta y la anterior novela estuve consciente de que estaba usando recuerdos ajenos, pero ahora todo me parece producto de mi imaginación.

La sensación es muy extraña y me intriga de tan obsesiva manera que me he empecinado en cotejar personajes, fechas y lugares, con fuentes de todo tipo, incluidos libros de geografía, de historia, de antropología, de ciencias marinas, y hasta de alienígenas, obteniendo como resultado que todo encaja a la perfección.

Entiendo que lo que estoy planteando es difícil de creer, y que además no tengo ninguna prueba de que realmente sucedió, pero espero que eso no impida que alguien más se beneficie como yo, de una visión de Dios y la vida libre de dogmas y tabúes no tamizados por la razón.

Una licencia que me tomé fue la de escribir en primera persona, como si fuera yo quien realmente vivió cada episodio; espero que disculpen mi atrevimiento, pero en verdad cuando escribí, era yo participante directo.

I.A.

RECUERDOS TRASCENDENTALESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora