Embriagante perdición

858 90 46
                                    


////Grimmjow////

—Grimm, Grimmjow...más, más, no te detengas, por favor.

Un par de jadeos guturales escapan de mi garganta conforme Kurosaki me entierra las uñas en la espalda rasguñándome mientras yo me inclino para besarlo. Nuestros labios se unen como si no pudieran vivir separados por mucho tiempo. Su lengua entra en mi boca recorriéndola y queriendo dominar todo a su paso a la vez que continúa moviéndose ansioso contra mí y abrazando mi cintura con sus piernas.

El maldito infierno brota de cada poro de mi piel, siento que me derrito dentro de él. Está sumamente caliente y totalmente mojado, apretándome hasta asfixiarme y hacerme perder la razón. Ya perdí la cuenta de las veces que lo he tomado, pero sin importar cuánto tiempo pase me sigue pidiendo más.

Lo peor de todo es que mi cuerpo no se detiene, no me responde. Vibra excitado ante sus caricias, ante sus besos y sus ojos marrones que me hipnotizan hasta hacerme delirar. Pero sobre todo su esencia, esa maldita esencia que irradia es totalmente erótica y cautivante. Embriagante hasta la perdición. Beso su cuello y lo muerdo, probando su piel en mi lengua e intentando que un poco de esa increíble fragancia se quede impregnada en mí.

—Grimmjow no...no puedo. —Ichigo vuelve a correrse, apretándome deliciosamente y haciéndome gruñir excitado al mirar su rostro hermoso y evocador. Miro detenidamente esas mejillas teñidas de un color rosado mientras que pequeños hilos de saliva caen por sus labios, al igual que gotitas de sudor y fluidos empapan su piel suave y tersa.

Me resulta imposible dejar de tocarlo carajo, me encanta este tipo y por ello lo penetro brutalmente, escuchando como grita mi nombre y se aferra a mis brazos mientras pesadas lágrimas se deslizan por sus pómulos. Kurosaki me mira con esos ojos llorosos que me dicen que si se lo propone, podría conquistar el maldito mundo con tan sólo desearlo.

—Ahí, ahí me gusta...me gusta mucho. —el chico termina y de nuevo y mete sus manos entre mi cabello despeinándome y atrayéndome hacía él.

Maldición Kurosaki, ¿Qué me haces? —me sonríe coquetamente, deslizando sus dedos por mi pecho, jadeando entre mis labios y dándome un par de ricos besos.

—¿Me quieres? —me pregunta y nos miramos fijamente. Aunque extraño, siento algo latir dentro de mí, algo que me roba el maldito aliento y sin poder desistir rápidamente asiento. —Dímelo Grimmjow, dime que me quieres. —me pide dulce.

Yo...te quiero. —finalmente me regala una sonrisa de satisfacción y me acaricia el rostro, trazando las líneas aqua bajo mis ojos.

—Yo también te quiero. —afirma, pero yo continúo moviéndome en su interior intentando soportar inútilmente. —Uhmm, está bien Grimmjow, córrete mucho dentro de mí. Lléname. —pide y llevo mis labios hasta su cuello, mordiéndolo con fuerza hasta probar el sabor de su sangre, escuchándolo gritar y aferrarse a mí cuando vuelvo a correrme dentro de él. Kurosaki sonríe complacido, pero no tardo en apartarlo, estremeciéndome al salir de él goteando sobre su piel.

—No...Grimmjow ¿Qué pasa? ¿No te gusta así? ¿Quieres que cambiemos de posición? Yo...yo podría intentar estar arriba.

Lo miro fijamente y me río un poco. Cuando lo conocí me daba la impresión de que podía ser virgen, pero por cómo se mueve más que parece en celo lo dudo mucho. Me incorporo y siento, estirándome y avergonzándome de mi cuerpo y mente impulsiva que al igual que él, pareciera no tener suficiente. Apenas lo veo sentado, empapado en mi sudor y fluidos, más un rostro inocente que me mira suplicante, no puedo evitar volver a ponerme duro.

Almas Gemelas (GrimmIchi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora