Manual para sanar un corazón roto.

Capítulo 5

"No solo el amor, en sí, todo; nada es un camino lineal. Es decir, en el proceso de una ruptura amorosa, en la recuperación, no significa que siempre vas a pasar las etapas anteriores en orden para llegar al proceso de sanación.

Es posible que a veces nos estanquemos o que lleguemos a retroceder en algún paso. El más común, es entre la depresión (siendo esta la más frecuente) y la ira. Esto porque no somos capaces de asimilar nuestro día a día sin la persona que perdimos.

En el proceso de enamoramiento, se secretan más hormonas de lo normal que nos producen cambios químicos casi de inmediato. Todo comienza en la corteza cerebral cuando vemos a la persona que nos atrae o que es nuestra pareja, esto hace que se activen zonas del cerebro ligadas a los estímulos, convirtiéndolos en sensaciones de euforia ligados al sentimiento que se relaciona con el afecto y el apego, llamado amor.

Y dicen por ahí, que el cuerpo se acostumbra a todo, menos a no comer, y en los sentimientos no es la excepción.

Nuestro cuerpo se acostumbra tanto a generar hormonas y despertar estímulos, que si un día, de repente se lo quitas, buscará desesperadamente volver a generar algún estímulo que despierte una respuesta hormonal y química.

Algo así como el síndrome de dependencia que generan las drogas.

Aunque, ¿sabías qué se ha encontrado que enamorarse produce un efecto similar al de la cocaína? Ambas situaciones producen una sensación de euforia, estimulando 12 áreas del cerebro al mismo tiempo.

Esa es la base científica, pero ¿y el fundamento emocional? ¿por qué es tan difícil el desapego?

Para entender el desapego, debemos definir al apego como un estado emocional de dependencia a una cosa, a una situación o persona. Y el primero en definirlo fue el psicólogo John Bowlby, quien definió dos funciones básicas en cuanto al apego: una función biológica, que es obtener protección para asegurar la supervivencia (porque, pues somos seres humanos, por lo tanto, somos animales) y la otra de carácter más psicológico, la de adquirir seguridad EMOCIONAL.

Está claro que cuando nacemos dependemos de los demás para nuestra supervivencia, aunque de esto no es precisamente de lo que quiero hablar. Lo que sí quiero recalcar es que algunos autores también llaman al apego como una actitud que sobrestima las cualidades de un objeto o persona y después se aferra a ella. Cosa, que pasa en la primer etapa del enamoramiento (etapa de las que les hablaré en alguna otra entrada), que es enaltecer las cualidades de alguien y disminuir sus defectos, apegándonos a esta persona hasta que la hacemos necesaria y así nos volvemos dependiente de esta.

Ambas definiciones que presento me parecen bien, pero para mí, la definición de apego tiene un poco de las dos anteriores. El apego en la infancia es necesario para creer porque te nutre, sobre todo emocionalmente, y te ayuda a salir al mundo con más seguridad. Pero este apego puede convertirse en una necesidad para sentirse seguro, y esto en la edad adulta es un problema. El apego a una persona puede llevarme a pensar que es indispensable en mi vida y eso tarde o temprano me hará sufrir y depender, y si dependo de alguien, no soy libre.

Y ese es nuestro más grande problema al estar en una relación. Terminamos dependiendo de nuestra pareja. Es por eso, que el desapego es tan difícil y nos lleva a la depresión y a la ira hacia la otra persona por habernos dejado con un manojo de emociones sin sentido que, en vez de darle claridad a nuestra visión sobre la vida y el amor, nos lo hacen todo más difícil y confuso.

El desapego mal entendido parece puro egoísmo, pero nada más lejos de la realidad. No significa romper vínculos con todo aquellos que son importantes para mí, ni siquiera significa dejar de tener objetivos o de querer cosas. Más bien significa que, aunque yo quiera algo, no lo necesito para ser feliz.