A la aldea

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-¡Aome!-
La voz infantil de Shippo se hizo escuchar llamandola.
-¿Ahora que hiciste, Inuyasha?-
Preguntó molesto luego de ver como la colegiala había saltado a cierto pozo desapareciendo en el fondo de éste, se había ido a su época.
Inuyasha simplemente se encogió de hombros con completa relajación. Recibió miradas confundidas y
curiosas por parte de la pareja de exterminadora y monje.
¿No iría a buscarla?
La necesitaban para continuar con la búsqueda de fragmentos y claro también querían la compañía de la
chica. Aunque, sobre todo importa por su capacidad de ver los fragmentos de aquella perla.

-Parece que no te importa que se haya ido, y mucho menos que nos atracemos con la búsqueda de los fragmentos. . .-
Habló Sango hacía Inuyasha con un tono cansado y algo molesto.
El de kimono rojo la miro en silencio y con incomodidad, ella suspiro exhausta y comenzó un tranquilo andar, ella mas que nadie sabía perfectamente que la chica no volvería ese mismo día, se veía bastante molesta, y ya sabia las razones. Después de todo antes de que Aome se fuera había hablado con ella. Aome no se había detenido a contar las razones de su enojo, tristeza y lejanía con el muchacho de cabellos
plateados. Se dejo desahogar contando lo que le mantenía de muy mal carácter todo ese tiempo. Sango nuevamente suspiro con pesadez mientras llevaba a hombros su Hiraikotsu.
-Vayamos, Muchachos-
Dijo Miroku andando tras Sango. Shippo corrió para abalanzarse y subir a los hombros del monje y Inuyasha luego de dar un par de pasos al frente volteo para mirar el pozo donde Aome había saltado, sobo su
nuca y negó con la cabeza al mínimo pensamiento de ir por la chica, ignorando esto siguió a los demás yendo
hacia la aldea y Kaede.




Aome pateaba lo que se hallase a su paso mientras hablaba entre dientes sobre lo que sabía con respecto a
InuYasha y Koga, a pesar de haber contado esto a su amiga de gran confianza de la época feudal se hallaba
bastante frustrada, tanto que incluso llegó a patear a su gatito mascota que maullaba alegre al verla.

-Buyo, lo siento-
Dijo al darse cuenta de sus acciones. Miró al gato correr adentrándose a la casa luego de gruñirle de
manera molesta. Aome suspiro pesado y alboroto sus azabaches cabellos con frustración. Con mochila a
espaldas recorrió el pequeño camino para entrar a su casa, pensando en tomar un baño y luego ponerse al día con sus estudios. Quizá así podía distraerse y dejar de pensar en su razón de huida a su época.

-¡Es mía! ¡Sueltala InuYasha!-
Shippo lloriqueaba mientras alzaba sus manos contra el hanyou de pie que alejaba de su alcance una caja de
galletas que la sacerdotisa había dejado.
-No vengas con eso, enano.
¡También quiero!-
Alejo al menor con su pie, empujándolo no con mucha fuerza. Shippo mordió el mismo pie con el que fue
alejado.
- įShippo!-
Quejó InuYasha.

Sango se mantenía observando al medio demonio con suma concentración, todo era analizado por ella. Todo.
Desde que se había enterado de lo ocurrido durante los días de celo de Inuyasha y de su ida a realizar el trabajo
a aquella aldea. Miro de pies a cabeza al joven medio demonio mientras limpiaba su boomerang de gran
tamaño, negó con la cabeza mientras cerraba sus ojos deteniendo sus acciones. Se había armado una pelea
entre cachorro y zorrito. Escucho a la anciana Kaede reprender con palabras a ambos causantes del alboroto y palabrería en la casa, sin mas continuó sus observaciones con el único objetivo de notar dicho cambio que por su mente se había cruzado al tener en cuenta que el peli plata había tenido contacto sexual con el jefe del clan de lobos.
¿Que clase de cambio o condición adquiría el hanyou por ese cruce?
Los monstruos y demonios están llenos de sorpresas... Y el grupo de búsqueda de los fragmentos de Shikon se
dará cuenta de esto totalmente dentro de muy poco.

《En Celo》[KogInu|Yaoi] EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora