《En Celo》[KogInu|Yaoi] EDITANDO

¿Ayuda? II

Mucho más tarde, ya cuando el sol se había ocultado el lobo de rápidas piernas buscaba la forma de entrar a la casa de donde salía aquel aroma que lo había tenido corriendo de un lugar a otro toda la mañana y tarde.

Resulta que llegando la noche, este había encontrado el lugar donde se encontraba el dueño de ese encantador aroma a margaritas. Desde el lugar de donde él estaba mirando se podía ver con mucha facilidad la entrada principal a la cabaña donde se resguardan el grupo de InuYasha, bueno, por ahora solo Aome y Shippo que yacían dormidos, y el pobre hanyou de cabello de plata.

Sango y Miroku aún no regresaban de aquella misión.

Koga algo ancioso inhaló con lentitud, mordió su labio inferior y sonrió de forma pícara. Dejando de lado entrar al hogar por la entrada principal al percibir con su ofalto el olor que habian dejado el resto del grupo, este decidió ir en busca de una entrada mucho más sigilosa. Una ventana quizás.

Rodeó la cabaña, caminando y moviéndose con lentitud y cuidado para no ser descubierto en su traviesa fechoría. Finalmente encontró una ventana cerrada y protegida por un pergamino algo defectuoso, tiró de este sin problema alguno sin recibir daños, quitándolo. Luego la ventana con seguro desde afuera fue abierta para darle facilidad al lobo de entrar.

Estando ya dentro, la azulada mirada de Koga brilló en la oscuridad después de notar a InuYasha tirado en el piso de madera mientras liberaba quejidos de incomodidad debido a sus síntomas. Koga tomó camino hasta él de forma silenciosa al tener mayor cercanía se arrodilló junto a él, mirándole con una burlona sonrisa en su rostro.

––¿Te encuentras bien?
Me tomó todo el día encontrarte, ¿sabes? Joder, tu olor es jodidamente dulce, me gusta.. pero creo que la estás pasando muy mal, verdad?––
Interrogó mientras pasaba una de sus manos por la cabellera húmeda de InuYasha que gruñó cual perro enojado, sintiéndose amenazado.
––Estoy aquí para ayudarte, no te pongas así––
El lobo dijo en voz baja y cautelosa al mismo tiempo que borraba su sonrisa y le tomaba del cabello con brusquedad haciendo al mismo hanyou mirarle gemir doloroso, y retorcerse en el piso al no poder defenderse debido a las continuas contracciones y temblores de sus piernas y manos al sentir el espeso olor a pasto que empezaba a llenar la habitación.