-No tengo ni la más mínima idea de por qué te volviste loca, quiero decir... aún más.- dije divertida invitandola a pasar, quería mi desayuno y lo quería ¡ya!- ¿ya comiste?- ella se limitó a asentir. De pronto parecía nerviosa.- vamos, escúpelo.- comenté empezando a deborar mi desayuno.

-Eh... esto... bueno, en realidad, no he estado faltando a clase por que estuviese enferma.- dijo... ¿avergonzada? Fruncí el ceño ligeramente, esperando a que hablara.- yo... bueno...- inspiró profundamente.- encontré a mi mate.- una sonrisa se formó en mi cara.

-Oh pero... ¿qué tiene que ver eso con tu ausencia?- sabia que había algo más, ella era muy responsable como para que eso fuera todo.

-Eh.. claro, tuve que reunirme con el alpha para que lo aceptara en la manada y después de eso ayudarlo a instalarse aquí.- su sonrisa creció, se notaba que estaba emocionada.- por supuesto estudiará con nosotras y... oh dios... estoy tan nerviosa.- alce una ceja, divertida, nunca la había visto así.

-¿Nerviosa por que?- pregunté con la boca llena.- y bueno... ¿cómo es el? Espero que te trate bien, o tendrá que vérselas conmigo.- comenté con una sonrisa de inocencia.- tu mate o no, no tendré piedad con quien ose lastimar a mi pequeña.- revolví su pelo cariñosamente, levantándome para limpiar mi plato.

-Porque dios... deseo tanto que se llevan bien, eres mi mejor amiga. Odiaría que se llevaran mal.- dijo preocupada, fijando su vista en el suelo.- y bueno él es...- una gran sonrisa adornó su cara.- es genial, atento, cariñoso, caballero, maldita sea... es tan perfecto, que tengo miedo de meter la pata.- miré en su dirección y no pude evitar sonreír, al ver su cara pensativa.

-Si te trata como dices, de seguro me gustará.- mi comentario la hizo sonreír con ganas.- y tranquila enana, tu también eres perfecta.- le guiñé el ojo terminando de fregar los platos.

-Venga ya basta de charla, vamos a llegar tarde a clase.- dijo arrastrándome hacia la puerta.

El camino al instituto fue silencioso, Kiara estaba nerviosa, la conocía, siempre que lo estaba, jugueteaba con su pelo y se mordía los labios, era exactamente lo que estaba haciendo en este momento, una sonrisa bailó en mi labios mientras la observaba. Mi móvil vibró anunciando un nuevo mensaje. Lo busqué dentro de mi mochila hasta que dí con él. Abrí el mensaje y no pude evitar fruncir el ceño.

Desconocido.
¿Quién eres?

Yo.
¿Que? ¿eso no debería preguntarlo yo?

Desconocido.
Sabes a lo que me refiero, responde ¿quién eres? ¿Que es lo que te hace especial?

Yo.
Oh dios... me tocó un loco. ¿Quién eres tú y qué quieres?

Desconocido.
Eso no importa. Quiero saber quién eres.

Te tocará llorar.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora