Sexy idiota.

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Nuestra planta constaba de cuatro aulas y un baño, quedamos en que cada uno limpiaría dos aulas y el baño lo haríamos juntos, divertidísimo, claro que si.
Ya habíamos acabado con las aulas, solo quedaba el baño, y era ASQUEROSO. A más de uno le hacía falta clases de puntería, si sabéis a lo que me refiero.

Estábamos juntos limpiando los malditos inodoros, por suerte había guantes, de lo contrario... no hubiese acercado mis mano ahí, JAMAS. Salí del habitáculo para enjuagar el trapo con la mala suerte de que resbalé, con lo que espero que fuese un charco de agua y me torcí el tobillo, soltando un pequeño gruñido de dolor. Cerré los ojos esperando impactar contra el suelo.

Pero eso no sucedió, en lugar de eso, sentí unos brazos que me rodeaban a la altura de las costillas justo antes del impacto y... de nuevo ese olor, jazmín y coco, miré a West con el ceño fruncido mientras aún me sujetaba y me miraba con intensidad. Olfateé en su dirección y si, definitivamente ese olor provenía de él. Al verme olfatearlo me incorporó rápidamente y se alejó de mi.

-Deja de hacer eso.- lo miré confusa.- deja de olfatearme pulgosa.- dijo nuevamente con desprecio y se giró para alejarse.

-Es tu olor...- dije casi en un susurro y lo ví tensarse.- O sea... quiero decir, tu perfume.- su cuerpo se relajó un poco.- huele delicioso.- concluí con una sonrisa. West se giró para mirarme.

-Siento eso...- señaló el charco de agua con el que previamente había resbalado.- fue un accidente, yo... iba a secarlo cuando resbalaste.- asentí perpleja por su repentina disculpa.

-No importa, ha sido un accidente.- le quité importancia.- venga, debemos acabar.- intenté caminar, pero definitivamente mi tobillo se había torcido.

Contuve un grito ahogado e intenté caminar con la máxima normalidad posible, para acabar con la limpieza, sin mucho éxito... inevitablemente, cojeaba y pequeños gemidos de dolor escapaban de mis labios junto con pequeñas maldiciones. Por supuesto West me escuchó, se le oía su, en este momento, irritante risita, lo que me provocó rodar los ojos. Enjuagué el trapo y me dispuse a volver a mi tarea, cuando un brazo me detuvo, haciéndome mirar su agarre, como si un choque eléctrico le llegara con mi mirada, me soltó abruptamente y carraspeó incómodo.

-mm... te has lastimado, mejor vete y yo acabo esto.- dijo dirigiendo su mirada a cualquier parte menos a mi, alcé una ceja.- ¿que? Tu tobillo está así por cúlpa...- añadió quitándole importancia.

-Estoy bien, puedo seguir.- mi frase le hizo rodar los ojos.- ¿Yo? ¿Lastimada? Por favor...- me interrumpió.

-Ay ya deja ese orgullo.- volvió a rodar los ojos, en este momento era irritante.- vete, en tu estado solo serás una carga.- la indiferencia en su voz me hizo fruncir el ceño.

-Hasta cuándo intentas ser amable te comportas como un idiota.- las palabras salieron de mi boca, sin pensar. Pero no se molestó, en vez de eso, soltó una sonora carcajada.

-Eres tan sincera que casi eres odiosa, pulgosa.- esta vez no sonó como un insulto, en realidad no se ni como sonó.- Vamos, seguro que Logan te espera, te ayudaré a llegar a él para que te lleve a casa.- iba a replicar, pero antes de que hablara colocó un brazo por detrás de mi espalda y el otro justo por debajo de mis muslos, levantándome así como una princesa.

-Otra vez ese maldito olor.- las palabras escaparon de mis labios.- ahgg... esto es incómodo.- susurré enterrando mi cara en su pecho para que no notase lo mucho que me había ruborizado.

Te tocará llorar.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora