— ¿Qué estás haciendo aquí?

— Dijiste que tu madre no estaría en casa y no podrías salir. Así que pensé en venir.

— Estoy seguro de que en su castigo también incluía el que no podía venir alguien a la casa y me atrevería a decir que mucho menos tú.

— ¿Importa?

— Realmente no.

Al terminar de decir esas palabras se levantó y abrazó al alfa con fuerza. Hundió su rostro en el cuello de este aspirando su aroma dejando que se deslizara bajo su piel. El último tiempo había sido difícil. Eran de los últimos días que estarían juntos y hubiera podido desear pasar cada momento con él pero su madre y las órdenes directas del jefe de Jeno hacia que las cosas se volvieran más complicadas. Al menos pasaban una hora hablando por teléfono en la noche tratando de hacerlo en el tono más bajo posible pues no quería que su madre pudiera llegar a oírle.

Quiso besar sus labios pero la señora Lee aún estaba allí presente y viéndoles con una pequeña sonrisa divertida. Jaemin se apartó del alfa con un sonrojo abundante en su rostro. Murmuró que iría a ponerse otra ropa, aunque Jeno le dijo que no era necesario, y subió corriendo las escaleras. Jeno lo observó irse con una sonrisa en el rostro. La señora Lee le ofreció algo de beber a lo que automáticamente negó.

El de cabellos rosados volvió apenas unos segundos después con unos jeans y una camiseta. El alfa se rió diciéndole que no era necesario hacer eso pero no peleó contra las sonrosadas mejillas que le pedían no seguir abordando el tema. Comieron unas galletas recién hechas en la cocina bajo la atenta mirada de la mujer quien parecía estar analizando al alfa con sus ojos. Jaemin se sentía un tanto incomodo por lo que tomó la mano del pelinegro y le sonrió diciéndole a su empleada que les llamara para cenar pues irían a su habitación a jugar con la consola.

Trató de no sonrojarse ante la mirada en los ojos de la señora Lee mientras estaban subiendo las escaleras. Tampoco quiso enfocarse en la pequeña risa burlona que salía de los labios del alfa. Una vez en su cuarto, Jeno se dejó caer sobre la cama del otro mirándolo con una sonrisa.

— ¿Crees que se quede fuera esperando a entrar si escucha algún ruido no muy inocente?

La respuesta del omega fue arrojarle un almohadón en la cara totalmente enrojecido mientras escuchaba la carcajada que salía de los labios del otro. Jeno terminó por levantarse y abrazar al omega fuertemente para luego llevarlo a la cama. Cuidadosamente lo dejo sobre las sabanas antes de acostarse a su lado para besarle. Fue algo suave y lento, sin necesidad de apurarse o ir rápido. Era algo casto y casi inocente que no tenía otras intenciones más allá de demostrar afecto. Al separarse, se miraron con una gran sonrisa para darse otro largo abrazo.

— Estamos en tu cuarto y en tu cama ¿Debería tomarlo como una invitación? — Dijo bromeando, obteniendo en respuesta un gran sonrojo por parte del menor antes de ser atacado furiosamente con una almohada nuevamente.—

Fue cómico cuando un par de horas más tarde, la señora Lee entró cuidadosamente al cuarto y se sorprendió al verlos. Estaban en el suelo sobre unos cojines sentados. Jeno tenía la espalda apoyada en la cama del omega y este su propia espalda en el pecho del alfa mientras jugaban unos videojuegos. Ambos voltearon a verla curiosos hasta que ella les comunicó que la cena estaba lista. Asintieron para luego volver su vista hasta la pantalla para terminar esa partida antes de bajar.

Para Jaemin era gracioso y también le daba un poco de vergüenza el cómo es que sus empleados le miraban mientras se sentaban en la mesa. Seguramente los pensamientos del personal se habían ido a escenas totalmente diferentes a las que realmente pasaron. No podía culparlos en realidad. Eran una pareja de adolescentes que debería tener las hormonas alborotadas pero hasta para su propia sorpresa su relación era una bastante... inocente. En el ámbito sexual claramente. No era como si le molestara pero sí que tenía una pequeña curiosidad por lo mismo. En un par de ocasiones había intentado ser un poco más "intimo" pero para su propia sorpresa era el alfa quien le detenía con sonrisas cortas y sin muchas explicaciones. Si alguien le preguntaba, lo negaría, pero aquello le hacía sentir un poco inseguro sobre sí mismo. Sabía de sobra que Jeno no era virgen, a diferencia de él, no sabía que podía ser lo que le estaba frenando en ese sentido.

Opuestos En Común. NominDonde viven las historias. Descúbrelo ahora