El lápiz comenzó a golpear rápidamente. "Supongo que debo haberme olvidado sobre eso, señor Zulueta."

"Bien, estoy seguro que fue solo un simple descuido de parte del señor Lacunza pero me temo que no hemos recibido un pago en por lo menos cinco meses. Realmente no puedo dejar pasar esto mucho más tiempo."

"No, por supuesto que no." El lápiz se movió con más fuerza. "Usted puede transferir la cantidad atrasada de mi cuenta de ahorros personal."

"Bien, agradezco eso Srta. Lacunza pero me temo que a este punto el préstamo está considerado en incumplimiento y tenemos que pedir la completa liquidación."

"Bien. Usted puede tomar lo que se debe de mi cuenta." Se acomodó el teléfono entre su oído y hombro, liberando su mano para tomar un pedazo de papel. "¿Puede usted por favor decirme la cantidad exacta de la liquidación para que yo pueda marcar mis registros?"

El lápiz se cayó del escritorio y chocó ruidosamente sobre el piso. "¿Qué?"

"Dije que el total con interés y últimos honorarios ascienden a diecisiete mil seiscientos cuarenta y dos dólares y veintitres centavos. Tendré eso retirado de su cuenta inmediatamente."

"¿Señor Zulueta?"

"¿Sí?"

"En el futuro, asegúrese de comprobar conmigo personalmente antes de aprobar algún préstamo más para algún miembro de mi familia."

"Por supuesto, Srta. Lacunza."

Hubo una pausa antes de que Nat se diera cuenta que él había dicho algo más. "Discúlpeme, me temo que no le oí."

"Pregunté si hay algo que el banco pueda hacer por usted hoy." El banquero repitió.

"No, pienso que usted ha hecho bastante, gracias."

"Tenga un buen día, Srta. Lacunza," dijo, pero ella había ya colgado.

De su asiento a solo unos pocos centímetros, Alba oyó cada palabra de la conversación del lado de la ejecutiva. No fue difícil reconstruir qué sucedió. "¿Nat?" Toda lo que consiguió era una vista del respaldo del sillón café y del furioso clic del teclado. "¿Nat?"

"Necesitas algo, ¿Alba?" Su tono sonó mucho más severo de lo que fue su intención. El teclado se detuvo. "Sabes, hay veces en las que deseo no ser la mayor," suspiró, girando su silla para hacer frente a la joven mujer.

"¿Quieres hablar acerca de eso?"

La primera reacción de Nat fue decir no, los problemas de esta familia eran siempre tratados privadamente, pero entonces levantó la mirada en unos suaves avellana ojos y se dio cuenta que quería hablar acerca de eso, quería compartir sus frustraciones y sentimientos con Alba. "Santi obtuvo un préstamo personal y falsificó mi firma en éste como consignataria."

"Oh, eso es terrible," la joven mujer resopló. "Pero, ¿por qué tu lo pagaste?"

"Porque eso es lo que se espera que haga," suspiró. "Si no, Elena o mamá lo harían."

"Pero estás haciéndolo más fácil para que él lo haga otra vez."

"Lo sé, pero no tengo una opción." Empujó su sillón más cerca a la cama. "Aunque soy considerada la cabeza de la familia, hay todavía algunas cosas que tengo que hacer si me gustan o no."

"Es mucha presión a veces, ¿no es así?" Alba puso una suave mano en el antebrazo de la mujer más mayor. "Debe ser muy estresante tener que guardar todo dentro."

Nat levantó la mirada en sorpresa. "Sip." Era la primera vez que alguien había expresado alguna comprensión de sus sentimientos desde que era la guardiana de la familia. "Santi acaba de absorberme casi dieciocho mil dólares."

Accidental Love ( Adaptación Albalia)Where stories live. Discover now