Capítulo Quince.

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—Tienes que ser rápido. —advirtió, adentrándose en la oscura habitación. Adam fue tras él, y Louis pensó que la ironía del asunto no era, para nada, divertida. Estaba ahí, con su ex novio, en el lugar en el que habían terminado—. ¿Qué sucede?

—Te extraño —soltó Adam, rascándose la nuca—. Yo… siento haberte lastimado antes. Estaba… estaba confundido y, no sabía lo que quería.

— ¿Viniste todo el camino hasta Suiza para decirme las cosas que sé desde hace… hm… un mes? —gritó Louis en un susurro, estaba tentado a tomar uno de los libros y lanzarlo al boxeador frente a él, pero pensó que sería demasiado. Después de todo, no se perdonaría lastimarle.

Adam avanzó, tomando sus manos, y Louis sintió sus piernas flaquear—: Vine todo el camino hasta Suiza, para pedirte que vuelvas conmigo.

No se esperaba aquello.

Louis sólo se había cerrado a la posibilidad de recuperar el noviazgo con Adam, se había forzado a olvidar que Adam había sido el mejor chico en su momento, y que estaba enamorado de él. Y no podía olvidar eso de la noche a la mañana.

Así que, teniéndole ahí, frente a él, real, dispuesto a amarle, Louis dejó caer su cabeza hacia adelante, suspirando profundamente.

—Louis… te quiero… tanto —susurró, abrazándole por la cintura, atrayéndole a su cuerpo—. ¿Volverías a ser mi…novio?

—S-Sí…

 

Harry, definitivamente debió quedarse en la habitación y dejar que Louis hiciera lo que le viniera en gana. Ahora pensaba eso. ¿Por qué había ido a buscarle? Maldito enano, pensó, cerrando la puerta de la biblioteca bruscamente, y dirigiéndose a la habitación.

Louis levantó la mirada, a pesar de que ya no veía nada. Habían cerrado el paso a la única luz que entraba la habitación, y el castaño sentía el aire dejando sus pulmones.

No sabía qué le atormentaba más: la oscuridad… o la idea de alguien viéndoles.

La idea de Harry viéndoles.

— ¿Sí? —repitió Adam, suspirando, abrazándole fuertemente. Louis soltó un gimoteo de desesperación y se aclaró la voz.

—Sí… sí… ahora, hm… tú… móvil, no lo sé, alumbra algo. Necesitamos salir de aquí, rápido —habló, comenzando en un ritmo dudoso y titubeante, y finalizando en un farfullo nervioso y rápido.

Adam lo hizo, alcanzaron la salida, y así, Louis entró a la habitación y su novio se escabulló de vuelta a la salida.

Una vez más, Stinkler había conseguido arrebatar algo que pertenecía a Harry por excelencia.

Lo que Adam ignoraba, y Harold sabía a la perfección, era que las cosas entre ellos nunca quedaban así. Siempre, el último round lo ganaba Styles, y Louis no sería la excepción.

Aunque… podría serlo, tan sólo si Harry decidía tirar la toalla.

Dejar de luchar.

Dentro de la habitación, Louis se encontró con un Harry envuelto entre las mantas de su cama, con la vista fija en la ventana, y una expresión neutral que le daba miedo. Así, el rizado conseguía parecerse aún más a su padre. Louis supo, hasta entonces, que acababa de cometer el primero de sus grandes errores.

—Harry… Hm… tú… ¿viste… ya sabes… eso?

—Sí. —Respondió, a secas, deslizando su vista de pistacho a los ojos del mayor—. Digo, no es como que haya irrumpido en mi casa a mitad de la noche y se haya escondido en mi biblioteca, para reconciliarse con mi roomate —dijo, esbozando una sonrisa sarcástica. Un mohín sorprendido se apoderó de su rostro, y Harry llevó su mano hasta su boca—. Oh, espera, sí fue así.

Campamento Rousseau [Larry Stylinson].Where stories live. Discover now