Capítulo Once.

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Capítulo Once.

“Las cosas siempre pueden ir peor”.

— ¿¡Una cita con quién!?

Antoine suspiró, apretando sus puños contra la madera fría del escritorio. Miró fijamente a su hijo mayor, intentando buscar razones para no insultarle despiadadamente. A la final, siempre lo hacía. Pero ese día, había algo en los ojos verdes de su primogénito que, sencillamente, le conmovía demasiado como para hacerle destruirle.

La brisa suave de la mañana templada azotó contra las ventanas del despacho, desprendiendo las pocas hojas que el otoño había dejado. Y esa fragancia que invitaba a escribir un verso, esa fragancia melancólica que despedían los árboles húmedos, fue lo único que abstuvo a Harry, de explotar ante su padre.

Y el padre estaba consciente de que algo no iba bien. El usual brillo desdeñoso en el iris de jade que él mismo había engendrado, no estaba. Cuando buscó su mirada, y Harry la desvió más rápido de lo usual…

…Antoine supo, que su hijo se encontraba perdido.

—Harold… —comenzó, tensando la mandíbula. Se irguió en todo su esplendor, y le buscó de nuevo la mirada—. Sólo una cita con Moira.

— ¡Papá! —Harry se quejó, en un berrinche como un niño pequeño, se hizo hacia atrás, a punto de patalear, y negó efusivamente con la cabeza—. ¿Cómo se supone que tendré una cita con el ama de llaves?

—Sabes que Moira no es sólo el ama de llaves —dijo Antoine, inclinando su cabeza sospechosamente hacia adelante. Harry entornó los ojos, retrocediendo con más rapidez.

—No me importa que esté buenísima, papá —aseguró, antes de salir del despacho.

— ¡Harold! —Antoine le llamó, la silueta de Harry se divisó aún a través de una pequeña apertura de la puerta—. Fue víctima de uno de los arranques de Alexandria, y esto fue lo que pidió como disculpa.

Harold suspiró.

Nada bueno pasaba cuando Alexia estaba mal.

~

— ¿Esos pantalones no interfieren con tu circulación sanguínea? —preguntó Alexia, mofándose de Louis, por quinta vez en la tarde.

Y es que, lo había descubierto. Había descubierto por qué Harry se mofaba tanto del hombrecillo, como ella misma lo acababa de nombrar. Y es que era adorable. Cual niño enojado. Pero no esa clase de niño malcriado, que te insulta. Si no la clase de niño que lloriquea y hace mohines para que lo tomes en tus brazos y lo arrulles.

Así era Louis.

Pero ella no quería arrullarlo en lo absoluto.

Liam soltó una risita y Zayn le reprochó con la mirada, agregando—: Alexia, ¿ya terminaste de responder las preguntas?

La muchacha volvió su mirada al papel, para musitar—: “La felicidad es tener un novio como Harry”, eso diría Louis.

El último aludido carraspeó, dejando en claro que no le importaba lo que la castaña estaba diciendo, pero en realidad se lo había pensado un poco. Y no sabía si era que Alexia era terriblemente intuitiva o que él era terriblemente obvio.

Tal vez, simplemente, Harry era terriblemente atractivo.

—Alexia, creo que ya es suficiente —soltó Lola, quien no soportaba el abuso de esa manera. Usualmente, Lola era el blanco de las burlas de Alex, pero de forma agradable. Cuando Alexia era agradable. Y sin embargo, sabía lo dura que llegaba a ser. Y sabía que la clave para estar con Alexia es saber que, sólo debes tomar en serio lo que te dice cuando tiene la mirada perdida. Es cuando, realmente, está hablando con el alma.

Campamento Rousseau [Larry Stylinson].Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon