03. Tortura

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—Estaré en mi oficina trabajando, debo idear un ataque —sonrió altanera—. Y por cierto... prepárate porque mañana jugaremos con kryptonita —y sin decir más, se marchó.

Una vez perdió de vista a la villana, Kara se levantó del suelo y se acostó en el sillón, tal como había sido aconsejada. La rubia quería llorar, pero sentía que no tenía lágrimas para hacerlo. Quería gritar, pero sentía que no tenía voz para hacerlo. Solo se quedó allí, con los ojos cerrados, esperando a que Lena regrese para torturarla.


La madrugada pasó dando inicio a una nublada mañana. Lena había preparado una misión para Reign y Brainy: Encontrar a los aliados de Supergirl y secuestrarlos. A su vez, la dictadora tenía ideado torturar a la kryptoniana. Después de todo, ella se había convertido en lo que era por culpa de Supergirl. Al menos en esa realidad.


—¿Lena? —Reign, vestida con su traje, se adentró en la oficina de la mujer Luthor.

—Tengo un trabajo para ti.

—¿Anoche no fuiste a tu departamento? —se sacó su máscara y su voz se tornó suave—. ¿Pasó algo?

—No te incumbe —respondió rápidamente Lena—. Soy tu jefa, por si lo has olvidado. Y lo que yo haga o deje de hacer, no debe afectarte en nada. Tú solo debes preocuparte por obedecer —Reign desvió la mirada, algo avergonzada.

—Lo sé. Discúlpame. He hecho una pregunta fuera de lugar, no se volverá a repetir —tragó saliva y volvió a colocarse la máscara— ¿Cuál es mi misión? 

—Primero irás a buscar a Brainiac, él ya está al tanto de lo que deberán hacer. Después irán a buscar a los aliados de Supergirl. Principalmente quiero a Alex Danvers y Mxyzptlk —la sicaria asintió.

—¿Los matamos?

—No, tráiganlos con vida. De ellos me encargo yo —Reign volvió a asentir y sin decir más se alejó de allí.


CatCo volvía a quedar en soledad, sin contar las presencias de Kara  y Lena. Ésta última tomó unos precintos y se dirigió a la habitación donde la rubia se encontraba.

Al llegar, Lena se encontró con Kara durmiendo. O al menos eso creía, pues la kryptoniana estaba con los ojos cerrados pero despierta.

—Despierta, Supergirl —habló autoritaria. La mencionada comenzó a abrir los ojos con lentitud, tenía miedo a lo que podría pasar—. ¡Vamos! ¡Levántate! —gritó, provocando un escalofrío en la otra.

Kara se levantó con torpeza, aún se sentía débil. Una vez de pie, se atrevió a mirar los ojos verdes sin brillo.

—¿Sabes, Supergirl? Al final, después de todo, fuiste útil. Anoche, cuando apareciste aquí, te presentaste como Kara —Lena sonrió—. Y casualmente Kara Danvers... ¡Tiene una hermana!

—¿¡Qué le hiciste a Alex!? —de repente, toda debilidad y dolor se esfumó del cuerpo de la rubia. Si le llegaba a pasar algo a su hermana, jamás se lo perdonaría.

—A mí no me grites —murmuró acercándose a ella—. Pero tranquila, no debes preocuparte por ella. Debes preocuparte por ti —llevó su mano al pecho y abrió parte de su chaqueta, dejando ver la kryptonita que tenía en aquella parte de su anatomía. Se ubicó detrás de Supergirl y la tomó de las muñecas, esposándola con un precinto—. Te comenté que jugaríamos, ¿No? —susurró en el oído de Kara, haciéndola estremecer de miedo. La rubia no quería ver a esa Lena, ella no era su Lena. 

La pelinegra apretó un pequeñísimo botón que se encontraba en la punta del precinto y éste se iluminó de verde. Danvers pensó: «¿Es que todos los objetos tienen kryptonita verde?»

Estocolmo - SupercorpDonde viven las historias. Descúbrelo ahora