Un sueño, muchos secretos

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Esa noche, después de cenar y prepararse para dormir, Iduna se desprendió de sus lazos con sumo cuidado y los puso extendidos, en una pequeña silla de la cabaña en la que vivía con Hazelmaren.

Esos lazos eran las pruebas de que todo lo que había pasado ese día, no había sido un sueño.

Esa noche, Hazelmaren no habló mucho. Pero acarició los cabellos de Iduna y le sonrió con tristeza:

-Estoy muy feliz por tí; varios dicen que el hecho de que hayas atrapado a los conejos, es la señal inequívoca de que tú eres la mejor opción para ser nuestra futura líder.

Pero Iduna sabía que eso no era todo lo que le iba a decir.

Hazelmaren suspiró.
-Aunque, siendo sincera... me duele mucho que tengas que irte.

Iduna dió un grito ahogado.
Lo había olvidado.
Las aprendices tenían que vivir en el bosque lejos de los demás, sólo con la compañía de sus respectivos maestros. Sin nadie que las distrajera.

-¡Te vendré a visitar siempre que pueda, lo prometo!

Pero su cuidadora negó con la cabeza.
-Prométeme esto: que harás todo lo posible para aprender a ser la mejor líder que Northuldra haya tenido... Si puedes, mejor que Yelana.

Iduna miró al techo, analizando lo que le acababa de decir.

-Uy.... eso lo veo muy difícil.

-IDUNA...

-¡L-lo intentaré, te lo prometo!

Hazelmaren asintió y abrazó a la niña.

(...)

Iduna abrió los ojos.
¿Dónde estoy? ¿Y Hazel?

Entonces, se dió cuenta de que aunque podía moverse, su cuerpo se había vuelto invisible.

-¡...!
Y su garganta se había quedado sin voz.

A ver, calma... el miedo no me va a ayudar.

Inspeccionó el lugar.
Estaba dentro de una de las cabañas de su pueblo, sólo que ésta era particularmente grande.

Y, dentro de ella, había decenas de cosas que no habían sido hechas por su gente. Objetos de porcelana, tapices de lino en las paredes...

Y, sentada en un elegante taburete revestido con una tela que jamás había visto, había una joven, (que tendría más o menos la edad de Hazelmaren), estaba mirándose a un espejo.

También usaba un vestido tradicional de su pueblo.
Pero estaba tan exquisitamente bien tejido, que Iduna supo al instante que debía de haber tomado meses fabricarlo.

La chica tenía unos grandes ojos almendrados de color gris, centelleantes como la plata y un lustroso, largo y ondulado cabello de color rojo oscuro, como el tinte de las cerezas.
Por si eso fuera poco, también poseía un rostro bellísimo.

Aunque Iduna odiaba cómo algunos catalogaban a las chicas por su belleza, ella siempre había creído que Hazelmaren era la joven más hermosa de su pueblo.

Pero, esta otra chica...
Parecía un hada; alguien que solo podía existir en los cuentos de otros lugares que había oído.
En ese momento, se estaba dando los últimos toques de su arreglo con ayuda de un pequeño espejo.

Sin embargo... había algo en ella que le daba miedo; y aunque su sonrisa podía compararse con 2 collares de perlas, era maliciosa.
Casi cruel.

"Ella" salió de su pequeña cabaña e Iduna fue empujada por el viento que entró por la puerta.
Así era como el viento le decía que debía ir.
Se sorprendió, que incluso en su sueño, el viento pudiera hacerle esto.

Mucho más allá de Frozen Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin