28. Nuevo comienzo (I).

1.7K 203 21
                                    

Tony:

Y ahí estaba él, sentado a unos pocos metros de mi, mirándome como si esperara a que me acerque, ¿que creía? ¿Que iba a correr a sus brazos?

Pues sí, tal vez eso haría.

Sobretodo después de lo de anoche…

No, no; no dejaría solo a Stephen  otra vez, yo lo había llamado y no sería justo.

Claro que no…

—Ahí está, deberías ir a hablarle, de todas formas yo tengo algunas cosas que hacer.

¿En serio Stephen? No pareces muy convencido, pero debo suponer que notaste mi nada sutil urgencia por ir con Steve.

—Sí. Y eh… Stephen, nunca te agradecí por todo lo que has hecho por mí.

— ¿De qué hablas Tony? No he hecho nada.

Tu modestia siempre fue tan encantadora, sabes a la perfección todo lo que me has ayudado, sé que sin ti la angustia habría sido más insoportable.

—Siempre estás para mí cuando te necesito, eres uno de mis mejores amigos, y espero que eso no cambie nunca.

Bien, no quise ponerme muy sentimental. Pero noto en esos ojos oscuros cierto atisbo de melancolía, y no puedo evitar preocuparme.

—Yo también lo espero, Tony.

Eso, tal vez te diste cuenta de mi escrutinio en tu rostro, y usaste ese tono de voz tan suave para calmarme.

Y gracias, porque funcionó. Me sonríe y me siento más en paz, aunque su mirada triste me sigue inquietando.

—Te veo mañana en la Universidad.

—Por fin, ya empezaba a deprimirme eso de tener que almorzar solo.

¡Y listo! Ahí estaba la chispita del Stephen que conocía, eso en definitiva fue el último empujón que necesite para ir con Steve.

—Nos vemos.

De repente me siento tan emocionado que prefiero no seguir hablando, todo parecía por fin ir bien y tuve unas ganas tremendas de abrazarlo, pero logré contenerme y en cambio solo le di una leve palmada en el brazo, girando lo más rápido que pude para que no note mis ojos acuosos.

Lo sé Stephen, sé del amor que nunca me confesaste, y agradezco que a pesar de eso hayas decidido permanecer a mi lado como amigo.

Yo no era para ti, pero estoy seguro que encontrarás a alguien mucho mejor que yo a quien entregarle tu amor, y que afortunada será esa persona.

Te prometo que yo, al igual que tú, siempre estaré ahí para lo que sea que necesites, como amigo y como hermano.

Siempre.

Ahora sí que me puse sentimental, pero logro mantenerme en calma mientras me acerco a Steve, quién se pone de pie para ahorrarme un poco de distancia.

No sé qué decir, y él tiembla frente a mí.

—Hola, Tony.

—Rogers.

Dios, sabía que tenía dotes para la actuación, ya que a pesar de que la ansiedad me comía por dentro cualquiera que me viera podría jurar que soy la serenidad en persona.

—¿Todo bien? Te fuiste rápido en la mañana y casi no hablamos.

—Todo perfecto, tan perfecto como esto.

Le mostré el cuaderno que traía en mi morral, y Steve palideció, quise reírme por su expresión pero sabía que eso no ayudaría.

—¿De-De dónde…?

—Eso no importa. —Ahora sí reí, ante ese titubeo tan encantador —. ¿De verdad te gusto tanto?

—Tú sabes que sí, Tony…

—Y tú declaración de anoche… de verdad fue inesperado.

—Dios, qué bochorno. Pe-pero… ¿Lo pensaste?

Sus mejillas rosadas y mirada esquiva me hacían querer estrujarlo en mis brazos, se veía tan jodidamente perfecto.

—Por supuesto. Aunque deberíamos hacerlo bien ¿no crees?

—¿A qué te refieres?

—Teníamos una cita pendiente, que sea esta noche.

—¡Sí! Sí, por supuesto…

—Podríamos preparar algo para cenar en casa, estoy hastiado de comer en la calle.

—¿Te refieres a cocinar? ¿Tú y yo?

¿Acaso hablo en chino papi?

—Ya lo habíamos hecho antes, ¿no?

—Sí, y terminamos pidiendo delivery porque alguien confundió el azúcar con sal.

—Lo reitero, eso fue tu culpa.

Joder… No entiendo cómo alguien puede verse tan malditamente tierno y atractivo riendo, ¿será el rubor en su rostro? ¿Sus brazos inquietos? ¿O esa negación con la cabeza mientras sonríe de lado?

Tengo que reír también, ¿cómo no hacerlo al verlo tan contento? Y qué mejor que el motivo de su felicidad tan espontánea sea yo.

Y no lo digo por egolatría.

Bueno, tal vez sí.

—Entonces… ¿Vamos a casa?

¿Estuvimos en silencio? ¿Por cuánto tiempo?

—Yo iré después, tengo que ir a la casa de Nat a recoger algunas cosas primero.

—Oh, entiendo.

—Te veo a las 3, iremos al super a hacer compras, estoy seguro de que no habrá nada bueno que comer.

—Esta bien.

—Bien, entonces me voy.

—¡Tony! Espera…

Volví a mirarlo, en realidad estuve esperando algo como que me detuviera del brazo para robarme un beso apasionado, pero tratándose de Steve, el que me haya llamado ya era algo.

—¿Si?

—Puedo… ¿puedo abrazarte?

¡Por fin! Creí que nunca lo dirías, pero, ¿Solo un abrazo? De verdad que eres exasperante, pero tendré que conformarme con eso.

Por ahora.

—Puedes.

El calor de su cuerpo me atrapó en un segundo, tan rápido que no me dio tiempo de reaccionar, hundió su nariz en mi cuello, sentí como aspiraba con delicadeza, como si tratara de robarme el alma, como si de un dementor hambriento se tratase, haciendo que las extremidades me tiemblen.

Mi hogar.

Lo extrañé tanto.

°°°

Algo más (Mini-fic Stony) Место, где живут истории. Откройте их для себя