Algo más (Mini-fic Stony)

20. Operación Stony: Día 3.

—… ¿Y qué tal anoche? ¿Terminaron de ver la película? 

—Umm, sí. —Tony se acomodó en su cama, con la bocina del teléfono en una oreja. 

—No pareces muy seguro. 

—Nat, pasó algo, bueno… casi pasa. 

—¿Se besaron por fin? 

—No, pero casi. 

—Ush, ¿casi? son un dolor de cabeza.

Tony rió al imaginar la cara de molestia de su amiga. 

—Digamos que interrumpieron el momento, pero fue lo mejor, apuesto que hoy estaría arrepentido. 

—Yo no creo eso. 

—Nat, no quiero involucrarme en líos amorosos por ahora, ambos estamos bien así. 

—O sea que más adelante… 

—No me cierro a las posibilidades. 

—Wow, sí que hemos progresado. 

—Ya sabes lo que pienso de Steve, es por eso que no quiero arruinarlo por un impulso. 

—Ok, ok, entiendo, y… ¿qué harás hoy? 

—Saldré a hacer algunas compras, ¿no quieres acompañarme? 

—No gracias, si harás compras te llevará toda la mañana. 

—Pues… sí, regresaré a eso de la una, tal vez compre el almuerzo. 

—Si que consientes a Steve. 

—Oh cállate. 

°°°

—… No puedo creerlo ¿¡Tony casi te besa!? —Steve tuvo que tapar la bocina con una mano para que no se escuchase la voz de Bucky. 

—Sí, yo tampoco termino de creerlo… 

—Debes estar muy contento, ese fue un grandísimo progreso. 

—Anoche casi no dormí pensando en eso. 

—Sí um, no necesito detalles de lo que estuviste haciendo anoche. 

—Buck… No seas mal pensado. 

—Bueno, bueno, ¿y qué planes tienes para hoy? 

—Nada en especial creo, a no ser que a Tony se le ocurra hacer algo. 

—Ujum…. 

—Buck, no me refiero a "hacer eso". —Steve enrojeció al crear esa imagen en su cabeza y Bucky carcajeo al adivinar el rostro avergonzado de su amigo. 

—Tengo algunos ejercicios de matemática que no entiendo, iré a eso del mediodía para que me des una mano. —Le dijo Buck cambiando de tema. 

—Sabes que a esa hora me baño. 

—No creo que te mueras por posponer tu hora de baño unos cuantos minutos. Anda, no seas mal amigo. 

Steve ladeó la cabeza pensativo. 

—Esta bien. 

°°°

—Tony, tres cucharadas de azúcar, ¡tres! —exclamó un Steve exasperado. Él siempre se jactó de ser una persona muy paciente, pero Tony lo sobrepasaba. 

—Ya te oí, no seas histérico. —El castaño cogió el recipiente de azúcar y agregó lo que Steve le indicaba. 

—Llevas más de media hora tratando de terminar una masa que se supone debió estar lista en diez.