✰ Capítulo tres: Minnie

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Estabas cansada, últimamente te habías sentido mucho más cansada que de costumbre, los ojos te pesaban y el cuerpo te dolía.

Tal vez ibas a enfermarte, lo sabias pero decías ignorarlo.

No ayudaba el hecho de que Connor y tu habían decidido salir a comprar comida, justo cuando estaba nevando y el frío en Detroit estaba en su punto más alto.

Maldijiste haberte acabado todos los víveres al tratar de hacer una torta de chocolate, la cual salió del asco.

Debiste haber escuchado a Simón.

Connor te había preguntado una infinidad de veces si te sentías bien, a lo que tu simplemente respondías con un «si, no te preocupes, solo estoy cansada». No querías preocuparlo, siempre que enfermas el se alteraba y se ponía muy sobre protector contigo.

Cuando salieron del supermercado con algunas bolsas colgando de sus brazos o manos, pasaron por el parque que quedaba en frente de su departamento.

Todo estaba tranquilo, no había nadie, estabas muy segura que era porque el frío clima de la ciudad no alentaba a las personas a salir de sus casas.

Tu vista se fijó en un pequeño gato, de pelo anaranjado con algunas manchas color crema, bigotes largos y ojos grandes y azules, estaba echado en una banca cubierta de nieve, hecho un ovillo.

Era un pequeño gato sin hogar.

Miraste a Connor para saber si el también había visto a aquella vulnerable y dulce criatura; y si lo había hecho, su mirada paso de aquel gato a ti, para así darte un asentimiento, permitiéndote ir hacia el felino.

Ambos se acercaron a el pequeño gatito teniendo cuidado de no espantarlo, cuando estuvieron lo suficientemente cerca de el, dejaron las bolsas en el suelo.

Te agachaste para así llegar a su altura y pusiste tu mano en su pelaje, estaba helado, el gato ronroneo al sentir el calor que desprendían tus manos, sonreíste y lo tomaste entre tus brazos, como si fuese un bebé recién nacido.

Connor te miro enternecido.

- Hola, pequeño. - acariciaste su cabeza y tocaste sus ojeras con las yemas de tus dedos, estaban realmente heladas.

Lo cubriste con tu abrigo para así darle calor, temías que tuviese hipotermia.

- Estas helado, oh cariño estas muy frío.

- ¿Podemos quedárnoslo? - su voz salió en un susurro, estaba algo inseguro.

Rápidamente volteaste a verlo, sorprendida.

- No podemos dejarlo aquí, no tiene hogar y nosotros necesitamos a alguien de quien cuidar. Estudios psicológicos dicen que los gatos son geniales aliviando el estrés. - sonrió de lado y se acercó más a ti con lentitud.

Acarició al pequeño felino que protegías del frío en tu cálido abrigo. El androide lo observo con cuidado, parecía fascinado con la pequeña criatura que tenías entre los brazos.

- Yo... - murmuraste, meditando que decisión tomar.

Tu mirada alterno de Connor al pequeño felino que tenías entre los brazos, sonreíste y volviste a mirar a tu dulce pareja.

- Si, podemos quedárnoslo. - el androide sonrió, emocionado - Ahora hay que llevarlo a casa, hace mucho frío aquí y no creo que el pueda soportarlo. - el asintió y tomó todas las bolsas de compras en sus brazos.

Ambos caminaron hacia donde estaba su departamento, tu hablabas de manera cariñosa al pequeño gato quien ronroneaba y maullaba cada vez que le decías algo.

✰ ᴡɪᴛʜ ʏᴏᴜ ◖ ᴄᴏɴɴᴏʀ×ʀᴇᴀᴅᴇʀ Where stories live. Discover now