7. Distanciados

94 18 11
                                    

Seyun y yo estamos sentados uno junto al otro en la mesa de la academia facilitada para almorzar, tomando nuestros respectivos almuerzos. Desde donde estoy sentado, escuchando hablar en todo momento a mi compañero de academia, no puedo dejar de mirar a Yeosang, quien entretenido con su móvil no deja de sonreír, sintiendo ciertas punzadas en mi interior y la incomodidad por verle tan feliz gracias a otro, al que no se como se llama pero se bien que es su novio.

— Seonghwa —miro a Seyun —¿te encuentras bien?

— Perfectamente.

Ninguno de los dos decimos nada más.

Siguiendo con mi almuerzo que había dejado por un momento olvidado sobre la mesa, me llevo un poco de carne y zanahoria a la boca, centrándome unicamente en esto, más cuando Yeosang se sienta a mi lado en la silla que siempre ocupa, sacando mi propio móvil, dejándolo después de revisar varias notificaciones, pensando en si hubiese sido buena idea compartir anoche mi número con Yunho, decidido ha hacerlo el viernes cuando nos veamos.

— Seong —suelto un ruidito por mis labios a modo de respuesta —¿estás enfadado conmigo amigo?

— ¿Yo enfadado? —dejo los palillos en el envase de mi comida —¿debería estarlo?

— Estás actuando raro conmigo desde esta mañana.

Yo actúo raro. Yo soy el que tiene un novio, rompiendo el corazón del otro, de mi mejor amigo al parecer.

— No actúo raro. Sigo siendo yo mismo —sigo comiendo —tu eres el que parece ocupado todo el tiempo pero no te lo reprocho. Supongo que será lo que pasa cuando uno tiene novio ¿no?

La forma en la que me mira ahora Yeosang, la inocencia y confusión que se reflejan en sus ojos no me los creo en absoluto, terminando mi almuerzo sin intención alguna de decir una sola palabra, guardándolo en mi bolsa cuando ya no queda nada más para comer, volviendo a mi conversación con Seyun, intentando ignorar las punzadas cada vez más dolorosas que crecen en mi interior, manteniéndome lo más sereno posible, intentando no dejarme caer en lo agrio que se siente saber que entre mi mejor amigo y yo está creciendo una barrera que nos mantendrá pronto distanciados, rompiéndose cada vez más nuestra amistad, la cual ya tiene una grieta por confesarle unos sentimientos que siguen en mi, que rechaza Yeosang sin problema alguno, sin sentirse culpable siquiera por dejarme unicamente como un amigo, en una amistad que no durará y me da miedo perder.

Poniéndome en pie cojo mi bolsa y salgo de donde estamos los tres, disculpándome con nuestra profesora, yéndome de la academia directo a la parada de autobús más cercana con las únicas ganas de volver a casa.

Mis pasos quizá no sean los más rápidos, pero si deberían serlo lo suficiente para que no me detengan, lo cual está sucediendo, viendo la mano de Yeosang sosteniendo mi muñeca, privándome de irme.

— ¿Qué quieres? —no puedo usar ya mi tono de amigo con él —vete con tu novio Yeo. No pasa nada porque tengas uno. Tengo claro que soy solo tu amigo, que ese es tu prioridad ahora y yo soy un segundo plano. Vete a la academia y disfruta de tu noviazgo. Y no te preocupes, algún día dejaré de quererte.

Soltándome de su mano, apartándola sin ser brusco, me alejo de él, viéndole desde la distancia que cada vez aumenta más entre los dos agachar la cabeza, pasar su mano por debajo de sus ojos.

El deseo de volver y abrazarle, asegurarle que no perderemos nuestra amistad, se instala por un momento en mi interior, siendo una orden que mi cuerpo recibe para ir. Por otro lado, mi parte más racional niega, rechaza esa orden, sabiendo que si voy el que pierde soy yo, el que se verá como un idiota seré yo por ir, por entregarle a Yeosang algo que no quiere en su vida.

Tengo claro, subiendo al autobús, pasando mi tarjeta y sentándome, que mi amor estará siendo rechazado toda mi vida, aún teniendo solo veintidós años, que nunca seré correspondido por alguien con quien en lugar de haber una amistad hay un inmenso mar llamado distancia, el cual aumentará poco a poco más y más.

Mirando por la ventanilla aguanto las ganas de llamarle como las de llorar. Cerrando los ojos pienso en si yo también debería pasar pagina antes de que sea demasiado tarde, antes de quebrarme por completo, en si debería darle una oportunidad definitivamente a Yunho si surgiese que podamos tener algo en un futuro.

— Quizá si debería dar una oportunidad a otra clase de amor —me digo a mi mismo —quizá..

— Todos merecemos ser amados chico.

Apartando mi atención de la ventana, viendo a un señor sentado en un asiento no tan lejano, intento sonreír con amabilidad, incapaz de ello más que con una mueca que debe verse demasiado patética y horrible.

— Eres joven y pareces demasiado bueno para ser rechazado por esa chica que parece que está dándote demasiados quebraderos de cabeza —chico más bien —si esa chica no te sabe valorar no te preocupes. Habrá alguien que si sepa y estoy seguro que ya tienes a ese alguien.

Asintiendo, agradeciéndole al señor por sus palabras, miro al frente, viendo las cosas desde otra perspectiva, pensando en ello, sonriendo ahora si cuando veo a esa persona entrar en el autobús, siendo correspondido a la sonrisa cuando llega hasta a mi, despidiendo al hombre que se baja en esta misma parada, volviendo a dirigir mi atención a Yunho.

— Nos volvemos a ver y antes del viernes. ¿Estás bien?

¿Lo estoy?

— Ahora si lo estoy —su sonrisa, amplia, me hace sonreír —¿y tu?

— También lo estoy. ¿Dónde ibas si puedo saber? Nunca te veo aquí a estas horas y pensaba que estarías en la academia esa que me comentaste —su mano roza la mia —¿ha sucedido algo para que no estés allí?

Niego, sin necesidad de palabras, pensando en esas que hace unos minutos he tenido el honor de escuchar. Aún sentado en mi asiento, viendo que pronto llegamos a mi parada, me atrevo a romper la distancia que separan nuestras manos, deslizándola con calma por debajo de la suya, apretándola sin demasiado fuerza en el momento en que sus dedos se encajan entre los míos, sellando así esa oportunidad que quiero intentar dar, recibir también, esa que espero pueda llevarme a una felicidad que creo que me merezco después de tanto rechazo.

— ¿Puedo acompañarte? A tu casa quiero decir —miro sus ojos, la calma en ellos —podríamos ver una película si te parece bien.

— Me parece perfecto Yunho —acepto.

Así, con nuestras manos en todo momento unidas, bajamos del autobús cuando llegamos a mi parada y nos dirigimos a mi casa, donde ahora si soltamos esa cálida unión, dejándole en el salón mientras yo voy a la cocina, preparando un par de bebidas y algo para comer, volviendo a la sala donde dejo las cosas sobre la mesita central, tomando asiento junto a Yunho, viendo por un momento la notificación que me ha llegado al móvil, esa foto de Yeosang y su nuevo novio.

— ¿Podemos hacernos una foto juntos?

Alargando mi brazo cuando asiente aceptando, conectando la cámara, mostrando mi mejor sonrisa, aprieto sobre ese circulo, subiéndola cuando a los dos nos parece que salimos bien, poniendo ahora si una película, la primera que veremos juntos, ignorando cual sea la reacción por esa publicación que acabo de hacer, dejando mi cabeza sobre su hombro, mi mano bajo la suya unida en todo momento y mi corazón latiendo con vida de nuevo.

FriendzoneWhere stories live. Discover now