[Prologue]

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Instituto Wiggans. Un prestigio y al mismo tiempo una revolución, inhumanos y humanos en un mismo sitio rompiendo con el tabú de milenios. Humanos y Licántropos jamás debían estar en el mismo sitio, o por lo menos, lo mezclados entre si. Algo así era el cliché que se traía la sociedad desde hacía mucho.

O era de esa forma, hasta que con el fin de hacer oídos a las voces que aclamaban por la igualdad de razas las cosas dieron un vuelco muy brusco en un par de años. Wiggans fue la primera en acoger  la frase "cambio para mejor" en su escudo institucional y hoy en día, sus puertas no solo se abrían a Licans, sino a Humanos.

El bullicio obliga a los que comen tranquilamente a levantarse de sus asientos y tomar distancia prudente, sin tomarle mucha importancia.

Mínimo una vez a la semana, algún alboroto sucedía en los pasillos o en la cafetería, y si no era ahí, era en algún otro lugar, pero no faltaba. Pero esta semana, Ya era la tercera vez que golpeaban y molestaban a la misma chica sin piedad alguna y ella ni tan siquiera los miraba a los ojos.

No se defendían y eso estaba molestando a varios a los alrededores, semejante idiota tenía que ser, para seguir soportando palizas como esas en lugar de romperle una uña a alguna de las responsables de que su cuerpo probablemente estuviese magullado y lleno de moretones.

¿Como podía ser tan estúpida?

—Mirame cuando te hablo.— la joven en el suelo recibió otra patada, una de las otras chicas, se arrodilló para chasquear sus dedos frente a sus ojos. Nada, la muchacha no levantó la cara.

No le insistió con ella, se levantó y miró entre la gente hasta encontrar algo de su atención, o mejor dicho, alguien.

—Miles, Creo que tú buena amiga ya no puede seguir.— La chica nombrada, se petrificó en su sitio. Estaba temblando, sus ojos oscilaban entre YaeJoon quien le estaba hablando, y aquella que estaba en el suelo sentada, con la cabeza colgando en mira hacia sus piernas y suciedad llenando su ropa de pies a cabeza. Muy herida se veía, y también muy indispuesta a poder levantarse.

Miles dió un paso en frente temiendo lo que le venía. No sé detuvo enfrente de YaeJoon sino que siguió hasta arrodillarse frente a la malherida y la levantó colocando uno de sus brazos sobre sus hombros, Solo Dios sabe de dónde sacó la valentía para hacer eso.

Las manos le sudaban muchísimo, tragó con mucha fuerza y se dispuso a sacar a la malherida de allí. Y como supuso, no se le iba a permitir. No había parte de su cuerpo que no temblara de miedo, se veía hasta pálida la pobre.

—Esto se termina aquí YaeJoon. Vas a matarla.— mantenía el aire comprimido en sus pulmones, sus cejas se habían arrugado debajo de su flequillo. Su labio tiritaba delatando su temor, pero sus palabras fueron firmes. Acomodó sus gafas y volvió a hablar:— Voy a llevarla a enfermería, déjame pasar por favor.

El tono en que lo dijo estaba siendo muy serio, aunque bajo todavía. YaeJoon exclamó una risa sin gracia, e incrédula le mantuvo fija la mirada, a espera de que Miles agachara su cabeza como perrito obediente, como siempre.

—Con permiso.

Cómo YaeJoon no se apartó en ningún momento, no quedó de otra que Miles de pasara a un lado. Y por tal acto, de golpe fue jalada atrás  por su cabello. Se quejó y aguantó sus lágrimas que estaban ya por salir cuando no había recibido la primera patada, pero eso venía, lo sabía. Llevaba un año viviendo sus días en ese infierno y el precio por molestar a YaeJoon era una paliza.

—¡Ah!—. Exclamó la rubia Yae. Su cabello fue tirado con fuerza también, por aquella que todos pensaron ya estaba inconsciente. Por cada movimiento de Yae, La joven jalaba aún más fuerte.—¿Estás loca o qué?

—El problema es entre tú, tu jodido carácter de mierda, y yo.— por primera vez, la muchacha malherida habló.

Apartándose de Miles lanzó un golpe al estómago de YaeJoon, no sin antes asegurarse de haberle arrancado un la buena parte de su cabellera mal estilizada. Apartir de ese momento, el grupo de YaeJoon se tiró sobre la joven, un golpe tras otro, no le dejaban tiempo para recuperarse, y ella otra vez había optado por no golpear, se dedicó a recibirlos todos.

Ya había mostrado que sabía golpear y defenderse, ¿Por qué entonces no lo volvía a hacer?

Un fino hilo rojo brotó de la nariz de la fémina cuando el tercer golpe impactó justo en su cara, Todas las chicas que la estaban jodiendo se apartaron. Un chico alto castaño se acercó a ella que ni se movía en el suelo con su espalda contra la pared, ella levantó la mirada, y lo que más le repugnó a MinHwan fue la sonrisa impregnada en sangre que tenía ella en la comisura de sus labios.

—¿Te divirtió golpear a mi chica?—. Fue lo que dijo él al levantarla del cuello y ejercer presión con sus dedos.

—Sí.— Admitió sin dudar ni borrar su sonrisa, sus manos colgaban a los lados. No se iba a resistir a que la ahorcara por lo que se veía.

Lo peor no era eso, lo peor era que había mucha gente vendo el espectáculo sin hacer nada, como siempre solo se dedicaban a murmurar. Igual nadie iba a poner su pellejo en riesgo por alguien que no conocían y que no tenía la descendencia de defenderse. Solo recibía los golpes como si fuese un saco de boxeo.

—Oye tú...—. El chico que sostenía a la mucha, mejor conocido como "Haeyong", alfa heredero de la manada Dorada volteó al llamado y recibió un puñetazo en la cara que lo hizo soltar a la joven y en seguido un golpe al estómago para evitar que se levantara por un rato.

Lo único que se escuchó fue un "uh" departe de todos los espectadores y luego hubo silencio. Miles quien estaba temblando de miedo como de costumbre, se levantó y agradeció al muchacho antes de irse corriendo.

—Hey, aquí.—Chasqueó los dedos en la cara de la joven para llamar su atención hincando una rodilla al suelo. Ella no respondió. Por su lado, se puso de pies otra vez y tomó la mochila que pertenecía a esa moribunda, y cuando se volteó ella se hallaba intentando recomponerse. La gente se había dispersado como si nada había pasado hacia tan solo unos segundos antes.

Sin decir nada, ella limpió lo poco que pudo de su ropa y extendió su mano esperando que le diese su mochila.

—Gracias. —Fue lo que se limitó a mencionar en cuanto tuvo sus pertenencias de vuelta.

—Deberías ir a la enfermería. Queda al fondo del pasillo.— Ojeó su uniforme pero no pudo ver el nombre de la muchacha. Ella se encogió en hombros restando importancia, él suspiró. No quedó de otra que rebuscar en sus bolsillos y aventarle la gaseosa que había comprado antes.—Ponte eso en la cara, con el frío que tiene te va a ayudar con la inflamación.

—Megan. Ese es mi nombre.— Sin decir más o esperar que dijera algo más, se dió la vuelta y se marchó de ahí pocos minutos antes de que la campana sonara.

—¡YoonGi! A clase.— SeokJin gritaba desde la puerta del salón. Mierda, en un par de minutos llegaría el maldito profesor de historia.

Sin embargo, algo le pareció raro y molesto. Tenía un rato presentimiento.

Y no uno uno bueno exactamente.


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_"La manada de los Manningi, líderes de la raza blanca y de todos los licántropos en general se aproximaban despues de siglos, y con ellos el sentir de una venganza y el dolor de una antigua pérdida."

Llega el día en donde las verdades ocultas en penumbra son tocadas por la luz y exhibidas a la humanidad, dejando grandes surcos y heridas en el alma de quienes creyeron en dicha falsedad.

Sin embargo, ¿Podría el más puro amor vencer al más inmenso odio?

¿Podría este sincero y brillante sentir minusvaler una gran mentira y desaparecer rencores?

Pero más importante, aún si el perdón alcanza a mover sus cimientos, ¿Lo olvidarías todo y volverías a confiar?

[•Shadow•]#M.Y.G✓|Omegaverse|+18| EDITANDOWhere stories live. Discover now