—¡Joven Takami! —esta vez el gruñon subdirector logró agarrar a su estudiante por el brazo, logrando pegarlo contra la pared— ¿Acaso esta buscando que lo expulse?
—¿Pero yo que hice? Entre tantas clases, tres y trabajos nos dan un mísero momento de recreo, solo quiero que mi espíritu vuele un poco más —respondió de forma juguetona el rubio con cabellos desordenados.
—Si quiere volar quédese en su casa, y salte de la cama al suelo hasta que pueda —respondió el mayor, arrastrando al chico a su aula de clases.
—Usted es genial, todos los demás profesores se dan por vencidos rápido; tengo buenas notas y este liceo es un chiquero, no entro a clases pero mantengo mi promedio, es un buen trato —explicó el chico, sin poner resistencia alguna.
—¿Chiquero?
—Ups, lo siento, cuando pienso algo solo lo digo —a pesar de todo, el subdirector Enji Todoroki parecía de buen humor, ya que solo miró mal a su alumno más no dijo nada—. El director no viene, deberían ponerlo a usted.
—Esas decisiones no las tomo yo...
—¡Pero podemos impulsar a que las tomen! Podemos hacer que lo saquen, o mejor, que renuncie —canturreó el rubio.
—¡Ja! ¿Y cómo crees que lograría eso?
—Con bromas pesadas tal vez, todos tienen un límite; podríamos juntarnos los dos y ver que pasa, profesor.
Enji vió de reojo a su chico, manteniendo una extraña conexión en sus miradas, sin decir nada de ello; hasta que por fin faltaban solo un par de metros para el aula.
—Juntarme con un mocoso para hacer tales tonterías, sigue soñando o volando, como desees —soltó al chico, dejándolo frente a la puerta.
—Entonces seré más directo, igual, no sirvo para esconder mis intenciones; simplemente, salga conmigo Enji, ¿o le teme a lo que digan los demás?
—No podré derribar a Toshi si me despiden, mocoso ‐contestó, colancando su mano sobre la cabellera del menor—. Así que, al menos controla tus hormonas hasta la graduación —dicho esto, solo se dio la vuelta y se fue.
Keigo solo se quedó congelado, viendo a aquel gran hombre pelirrojo alejarse. Ya sabía que sus indirectas románticas habían sido muy obvias y bien tomadas, sin embargo tampoco esperaba un resultado tan positivo.
Finalmente, luego de salir de su asombro y con una sonrisa en el rostro, entro al salón.
—Takami, que yo recuerde el baño no queda tan lejos... —dijo su profesor de historia molesto.
—Me quedé hablando con el subdirector, ya sabe como es —se atrevió a bromear, y se sentó en su lugar.
—Hawks, deberías dejar de jubilarte o escaparte cuando el subdirector viene al liceo, eso le dará una mala impresión de ti —lo regañó su compañera Rumi.
—Bueno, ese era el punto...
