—Espero que no tengamos que matarlo. — Interrumpió Circe.— Es bastante guapo para terminar así y...

—¡Tonta, ¿Y quién piensa en eso?!.— La reprendió el demonio.

—Entonces hay que asesinarlo. No hay otro remedio.— Añadió Hecate.— Es un humano menos, hay millones. Además, yo los odio a todos por igual.

—Tengo una idea mejor.— Sonrió el demonio. — Quiero que secuestren a ese humano y lo traigan ante mi. Quiero saber, que lo hace tan especial para estar tan cerca del guardián. Una vez en nuestro poder, voy a hacer una replica de él y ustedes, frente al guardián, asesinarán a esa replica. Necesito ver la reacción de nuestro querido héroe. Vamos a ver si lo estima tanto cómo parece.


—Es usted el ser más malévolo y despreciable que he conocido.— La bruja Hecate se acercó al demonio y le besó la mano.— Me gusta cómo piensa y todas las maldades que salen de su mente.

—Al parecer a alguien le gustan los chicos malos.— Se burló Circe.— Bueno, ya entendí el plan y mejor me voy, no me gusta hacer mal tercio.— Añadió la bruja y desapareció.

—Mientras me sean fieles, yo les daré todo lo que quieran. Cuándo obtenga el poder, yo te haré mi reina.— El demonio abrazó a Hecate.— Me gusta tu oscuridad y lo perversa que eres. Juntos atormentaremos a los tontos humanos. Cuándo sea el dueño del universo, tu y yo seremos invensibles.


Al final, la bruja Hecate y el demonio se entendían más allá de un jefe y subordinado. La energía negativa entre ambos era bastante fuerte.



En otro lado...

Alan llegó a la mansión de Valentino con los nervios de punta.

—Tu madre debe estar molesta. Seguro nos esta esperando para comer.— Comentó el señor.

—Ah... Yo... Si. — Balbuceó Alan, intentando no ser descubierto.

Entraron a la casa y Alan, seguia sorprendido con lo grande que era a pesar de haber estado allí antes.

—¡¿Que pasó? ¿Por qué no me avisaban nada?!.— La madre de Valentino apareció frente a ellos y abrazó a su hijo, sin saber que en realidad no lo era.

—Ya sabes, tu hijo se está volviendo algo rebelde.

—No le digas así a mi corazoncito. Para mi siempre será mi bebé. — La mujer seguia abrazando a Alan.

Para ser sincero, a Alan no le molestaba que la señora le diera un abrazo. Porque al fin podía sentir ese claro maternal que nunca había tenido. Estrechó a la mujer y lloró.

—Mi amor ¿Por qué lloras? ¿Que tienes?.— La mujer miró a su hijo con ojos de preocupación.

—Yo... Estoy feliz de verte... Mamá. — Esas palabras, nunca se las había podido decir a nadie. Crecer solo en un internado y emanciparse a tan corta edad no había sido fácil para él.


—Ay amor, parece que no me has visto en años. Pero me alegra que tengas este gesto conmigo. Hace mucho tiempo que no me abrazabas. Ahora, ve a cambiarte para que comas, Alanis no tarda en llegar.

Alan subió corriendo las escaleras hasta la habitación de Valentino.
Al abrir la puerta, sintió como si hubiese llegado al país de las maravillas.
Por fin disfrutaría de esa habitación exclusivamente para él.

Lo primero que hizo, fue lanzarse sobre la cama de su amado y olfatear su almohada.

—Ay que rico, huele a él, a su shampoo y su perfume.— Alan abrazó la almohada, cómo sí se tratará del mismo Valentino.

—¡Valebebé!.— Se escuchó una voz que entraba a la habitación y supo quién era la dueña de esa voz.

—Maldita sea, es esa loca.— Murmuró Alan.

—¡Hola bombón de chocolate. Mi suegra hermosa me dijo que te des prisa, porque ya vamos a comer!.— Expresó con gran enjundia.

—¿No te han enseñado a llamar antes de entrar?.— Se quejó Alan.

—¿Por qué me hablas así Valentino mi amor? Sabes que yo no necesito llamar, por eso eres mi prometido.

—Soy tu prometido, no tu esclavo, niña tonta.— Alan estaba irritado con su presencia.

—Valentino bebé, nunca me habías hablado de esa manera.

—Pues ya era hora. Eres una tipa insoportable y de lo peor, me irritas, boba sin cerebro. Ahora vete de mi habitación o yo mismo te saco.— Amenazó Alan.

—¡Ya entiendo! La culpa de todo, la tiene ese mesero muerto de hambre. Le diré a mi suegra que no te deje juntarte con él.— Alanis estaba confundida con la actitud de Valentino, ignorando completamente, que en realidad se trataba de Alan.

Quizás esto, traería muchos problemas.



Continuará...

Gracias a quienes aún siguen la novela, en verdad, gracias.






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