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Tres minutos tan solo para el cierre y aún observo las orquídeas, seguro de ser las indicadas para un nuevo intento, teniendo la certeza de que esta vez no seré rechazado por él.

Tomándolas con cuidado de no estropear ninguna, salgo de la tienda, cerrándola después de conectar la alarma por ser hoy encargado de ello por ordenes de mi madre, y me encamino en la dirección correcta pero no a mi pequeño apartamento sino a esa casa concreta, de fachada en un tono melocotón, colocando mi ropa, respirando profundamente antes de llamar a la puerta, esperando a que la puerta frente a mi sea abierta.

— Park Seonghwa ¿qué te trae a estas horas por mi casa?

Yeosang, siempre con su apariencia angelical aunque me reciba con la seriedad reflejada en su preciosa cara, es un chico algo más joven que yo, un año tan solo, del que me enamoré en poco tiempo, siendo de antes amigo suyo además de compañeros en la misma academia a la que asistimos cada mañana, perdiéndole la pista hasta estas horas.

— ¿Puedo pasar? —niega —Kang Yeosang tu y yo somos buenos amigos pero eres conocedor de que mis sentimientos no frenan ahí. ¿Puedo invitarte mañana al cine y a cenar?

— ¿Me estás proponiendo una cita? —asiento, acercando el ramo de orquídeas a sus manos —son muy bonitas Seonghwa pero lo siento, no quiero tener una cita contigo. Tu y yo somos amigos y los amigos no mantienen una relación más.. intima. Lo estropearía todo y no quiero herir tus sentimientos que no comparto ni correspondo. Buenas noches.

Cerrando una vez más la puerta en mi cara, doliéndome de nuevo las palabras que me ha dicho, su rechazo, me resigno a volver a mi solitario apartamento, dejándome caer en la cama cuando llego, pensando en una mejor forma para al menos conseguir principalmente que acepte una cita conmigo lejos de la academia, de todo.

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