Capítulo Treinta y Cinco: Dejarse caer.

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Advertencia: pese a no poseer descripciones graficas algunas cosas podrían resultar ¿impresionantes? No sé cómo explicarlo, solo te digo de que si eres sensible, puedes saltártelo. Tampoco se busca generalizar sobre la religión o dictaminar si esta es buena o mala. Tampoco estoy plasmando mis creencias o concepciones, trato de mostrar el carácter de los personajes.


Capítulo treinta y cinco: dejarse caer.

8 de mayo, 2016.

En un principio todo fue confuso, ahora me parece irreal.

Soy consciente de las horas, los minutos, pero también siento como si solo fuese una espectadora o una maquina funcionando en modo automático. Dejo ir una lenta respiración entre mis labios y me doy cuenta de que mi vista se encuentra clavada en mis manos, ni siquiera sé cuándo mi mirada se posó ahí. Volteo mi rostro a un lado y miro a Michelle.

Luce pálido, agotado y demacrado. Ayer recibimos la llamada y es sorprendente cómo los cambios son tan inmediatos físicamente en nosotros. Estiro mi mano y tomo la suya que no deja de sacudirse, desde ayer los espasmos en su cuerpo son repentinos, cómo si su sistema nervioso lo traicionara.

Michelle me mira y su mirada luce vacía, ¿Así es cómo se ven mis ojos? Porque me siento vacía, desorientada. No sé cómo reaccionar.

Siento escalofríos recorrerme y me estremezco, no quiero pensar en lo que ha sucedido, en lo que está pasando, pero las palabras me invaden y si no quiero escuchar de ello, entonces alguien tendría que apagar la televisión en dónde un reportero informa la situación en Devon, específicamente en Lynton.

Escucho los murmullos de las personas de nuestro alrededor; personas que se encuentran en este lugar por motivos personales y aun así tienen el tiempo de hablar en voz no tan baja sobre nosotros y lo que sucedió.

Me siento asqueada, quisiera hacer algo tan drástico cómo sacar cada gota de sangre de mí que me vinculen con la familia en dónde nací. Estoy asqueada de haber llevado el apellido Town la mayor parte de mi vida.

Debería asustarme experimentar todo ese rechazo hacia el lugar y la familia en la que nací, pero finalmente los límites fueron sobrepasados y esto es simplemente demasiado.

Alzo la vista cuando una señora dice en voz lo suficiente alta cómo somos una familia maldita del infierno, ella seguramente es una de esas personas que estrechaban la mano de Valter, alababa a su familia y lamentaba que una de las hijas de la familia Town – yo – se desviara del camino. Es una de esas personas que hace unos días sonreía y deseaba un padre de familia cómo Valter y que hoy nos toma a todos cómo unos demonios con los que no se quiere topar.

Mis ojos se encuentran con los de ella y no sé qué ve en mí, pero jadea y de inmediato desvía su mirada.

La mano de Michelle se sacude con fuerza y entrelazo nuestros dedos, aun en medio del vacío en mi pecho, respiro hondo para darle palabras a mi hermano para que esté mejor...Si eso es siquiera posible.

—Estaremos bien, Mich... —Mi voz me suena extraña, desgastada y sin ningún tipo de esperanza sobre las palabras que emito.

—No mientas, no tú, Valerie —responde con un tono de voz plano.

Arranca su mano de la mía y la mete en el bolsillo de su pantalón mientras mantiene la mirada al frente. Me abrazo a mí misma y desearía llorar, poder experimentar algún tipo de sentimiento que me saque de este entumecimiento. Ni siquiera esa actitud distante de Michelle me hace despertar.

El Secreto de su Arte (#3 Saga InfoNews)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora