¿¡Qué hace Tsuchigomori aquí!?

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- por favor, suelta a mi hermano, Yugi-san- pidió Teru con un aire mortal que su dulce sonrisa no escondía.

No estaba enojado con Yugi Amane, menos lo estaba con su propio hermano, pero aún así, había algo que no le gustaba.

Sólo quería que se separaran.

Por supuesto que Hanako-kun tomó esto como un señal para frotar su mejilla contra el pecho de Kou en busca de ayuda, su único posible salvador en esta situación.

Lo conocía, y sabía que no dejaría a ninguna alma inocente morir. Así que claramente, tendría que actuar como una, por si acaso.

- a-ayúdame, Kou- pidió el azabache con una expresión demasiada adorable, causada por el temor.

El rubio se limitó a sonrojarse más. ¿Era un chico? ¿Una chica? Lo que sea que fuese, era sumamente adorable. Demonios, él era débil ante eso.

Hanako-kun se le acercó con cuidado, e iba a decirle algo, sin embargo fue detenido a medio camino ya que alguien lo había tomado de su muñeca izquierda y su cintura y lo había levantado consigo.

- ¿qué?- el muchacho volteó su cabeza para ver al culpable que resultó ser alguien que conocía a la perfección.

- ¿acaso no ves que te estoy ayudando?- Tsuchigomori le susurró reafirmando su agarre.

La sala de inmediato estallo en más murmullos, por el simple hecho de que al parecer, ese estudiante de primer año había causado un problema que involucraba al presidente del consejo estudiantil y un profesor.

- suélteme, sensei- pidió el azabache, no muy seguro de cómo afectaba este mundo al resto de los misterios de la academia Kamome.

Aún así, estaba muy molesto con él.

El profesor entrecerró sus ojos.

- en serio, sólo te estoy ayudando, Amane-kun

- oye, dijo que lo sueltes- declaró un alterado Kou y listo para iniciar una pelea verbal en honor del indefenso niño.

- no deberías de meterte en los asuntos de los adultos, Minamoto-kun- dijo el mayor con algo de desdén al principio, para después aparecer más amable.

- yo también creo que deberías de soltarlo, Tsuchigomori-sensei, no está bien tratar así a un alumno- dijo de una forma encantadoramente mortal el mayor de los Minamoto.

Su actitud podría interpretarse como algo irrespetuosa hacia un profesor, no en cuando a palabras, sino que el aura que emitía, no mostraba simpatía alguna. Pero en realidad, era porque era consciente de que justo ese profesor, era un espíritu.

Tsuchigomori lo ignoró en favor de dirigir su atención al pequeño que una vez más intentaba forcejear.

Hanako-kun le hubiese dado su merecido en su forma de espíritu, pero con este cuerpo humano suyo, no podía. Así que simplemente comenzó a agitar sus brazos en un intento de que lo soltaran.

- te dije que me sueltes- gruñó enojado el azabache mientras que seguía con sus intentos. En uno de esos, le dio una bofetada a Tsuchigomori.

Los murmullos cesaron al instante, la sala estaba tan callada que se podía oír la caída de un alfiler.

La gente estaba en shock, ese pequeño acababa de soltarle una bofetada a uno de los profesores de la escuela y sin inmutarse en lo más mínimo.

Si todos los presentes pensaron que esto no se podría poner más raro, se equivocaron. Pues el profesor se empezó a reír.

Yashiro sólo quiso algo de Boys LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora