TÍTULO: No Control
PAREJA: Yutae
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A Taeyong le estaba costando mucho ignorar su nerviosismo, tanto que sus manos sudaban y casi se le resbalan los libros de las manos.
Frente a él estaba la puerta de la nueva clase a la que fue designado como sustituto, una puerta que le aterrorizaba.
Pero, ¿por qué?
Bueno, lo cierto es que Taeyong no tenía mucha autoridad que digamos. Le costaba hacerse escuchar y por más que lo intentaba su voz no daba miedo, no imponía respeto. Y eso era muy, muy fácil de ver. Tanto que cada vez que iba a un instituto nuevo, los alumnos no tardaban más de un día en apoderarse del ritmo de la clase. Y Taeyong se quedaba en una bola de nervios y ansiedad que lo quemaba por dentro.
Así que sí, era comprensible que sudara tanto de solo estar frente a una puerta.
Porque no era una puerta cualquiera y lo que había tras de ella podía meterlo en un pozo oscuro otra vez.
Aún así antes de haber sido contratado para aquel trabajo Taeyong se había estado esforzando mucho por superar sus miedos y ensayó en su propia casa incontables situaciones que podría encontrarse en medio de una clase para poder saber cómo actuar cuando llegaran. Sin embargo, es obvio que estar frente al espejo de tu habitación y estar frente a 30 alumnos se siente muy distinto.
Por esto mismo cuando Taeyong al fin respira hondo y entra decidido a su nueva clase tarda unos buenos y largos segundos en alzar la mirada. Se observa la punta de sus zapatos mientras coloca sus libros sobre el escritorio y luego de ordenarlos y reordenarlos una y otra vez, se da cuenta de que poco a poco el barullo que lo recibió al entrar se disipa al mismo tiempo que sus dedos no paran de colocar los libros en distintas posiciones a causa de los nervios. Cuando al fin no escucha más que un leve murmullo frente a él, alza mirada.
Un gran grupo de estudiantes lo observa. Algunos callan curiosos, mirándole. Otros aún hablan entre ellos con descaro, ignorándolo. Y uno, él, lo mira fijamente.
De arriba abajo sus dos ojos lo siguen, al mismo tiempo que saca la punta de su lengua y lame sus labios, sonriéndole.
Taeyong juraría que su corazón dejó de latir al instante en el que lo vio allí.
Porque era imposible, no podía tener tan mala suerte.
Mierda.
Mientras Taeyong se presentaba, él se mantuvo mirándolo con una sonrisa pícara. Como si estuvieran ellos dos solos, no en una clase, si no en algún lugar parecido al de la noche en que se conocieron.
¿Quién diría que el mundo era tan pequeño?
Taeyong alzó el papel que tenía en la mano y comenzó a pasar la lista, sabiendo que en algún momento llegaría a su nombre y al fin sabría cómo se llamaba aquel chico, ese secreto que ahora estaba frente a él, sentado y mirándolo sabiendo que ambos estaban probablemente pensando lo mismo.
¿Y cómo no hacerlo? Esos labios jamás se olvidan. Su piel chocando, sus dientes rasgándola y las uñas raspándola hasta dejarla roja, su voz incapaz de callarse al sentir tanto placer. Taeyong jamás se había dejado llevar tanto como en esa noche y ahora mismo, siendo el profesor de aquella clase, era imposible para él no arrepentirse más de lo que ya hacía.
Porque significaba que se había acostado con su propio alumno.
-Yuta Nakamoto.
-Aquí.
