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-¿Y eso debe asustarme o calentarme aún más?
Algo dentro de Jeno, una llama que hasta ahora había estado encendida moderadamente, se descontroló por completo y quemó su juicio dejándolo en cenizas.
-¡Agh!
Jaemin fue aplastado por el fuerte cuerpo de Jeno, quien lo empujó hasta hacerlo acostarse sobre la cama y se sentó sobre él, justo en la entrepierna. Ambos gimieron a la vez, sintiendo las durezas del otro acariciarse y fue entonces que Jeno empezó a gemir casi tanto como Jaemin. Comenzó a balancearse de delante hacia atrás, restregando sus pollas sobre la ropa, creando más y más fricción. Jaemin mantenía los ojos abiertos, al igual que su boca. Observaba como Jeno perdía el control y se mordía con fuerza los labios, mirándole fijamente a los ojos mientras no paraba de moverse, de complacerse.
-¿Te gusta...? ¡Agh, Jaemin!
El menor, con toda la fuerza que pudo, se había levantado hasta llegar al torso de Jeno, donde estampó su boca al instante y empezó a morderle y besarle como un loco desesperado. No pensaba parar y Jeno tampoco iba a obligarle, nunca se había sentido tan bien. Sus manos fueron hacia la cabeza de Jaemin y lo acercó aún más a él, dirigiéndole a sus pezones.
Solo quería sentirse bien, que ambos consiguieran el placer que tanto deseaban.
Jaemin no lo pensó dos veces y puso sus labios alrededor del pezón de Jeno, haciéndole echar la cabeza hacia atrás mientras gemía ruidosamente. Sus caderas no se habían detenido ni un segundo, pero cuanto más y más sentía la lengua de Jaemin sobre él, temía que no pudiera controlarse y acabara corriéndose antes de hacer todo lo que quería.
Por eso, agarró con una fuerza moderada los cabellos de Jaemin y lo apartó de su pecho, creando unos hilos de saliva que iban desde su torso hasta la boca de Jaemin. El menor respiraba con dificultad, sacando la lengua para recoger los hilos de saliva que se habían quedado colgando. A Jeno eso le pareció demasiado para él y terminó besándolo una vez más, esta vez con mucha más fuerza y descontrol, necesitando cada trocito de Jaemin cerca de él.
De repente Jeno se volvió a separar y se bajó de la cama, dejando a un confundido Jaemin con el cabello desordenado y jadeando por el increíble beso que acababa de recibir. Su cuerpo entero palpitaba en busca del toque de Jeno, así que cuando lo vio separarse de él temió lo peor.
-Quiero que te sientes al borde de la cama, frente al espejo.
Jaemin asintió fervientemente y con prisa se sentó donde decía Jeno, respirando aún con dificultad y observando como el mayor frente a él llevaba sus manos a sus pantalones y los desabrochaba. Jaemin tragó saliva, y pensó que él debería desvestirse también. Empezó a desabrochar su camisa algo desesperado, pero no conseguía mover uno de los botones y terminó levantándola hasta sacarla por su cabeza, dejándola a un lado de la cama. Cuando sus manos se posaron sobre su falda con intención de bajarla, Jeno llamó su atención.
-¡No te la quites!
Al alzar la vista, Jaemin vio a un Jeno completamente desnudo frente a é. Su polla estaba completamente erecta sobre su estómago y Jaemin sintió que le faltaba el aliento. Apartó sus manos de su falda y no apartó la vista de Jeno, quien sonrió. Se acercó a la cama y permaneció frente a Jaemin un rato, acariciando su pelo con suavidad, haciendo que este cerrara los ojos enseguida ante el suave toque.
Fue entonces que la sonrisa de Jeno se volvió más perversa.
-Uy, cerraste los ojos Jaemin. ¿Sabes lo que eso significa?
