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Fragmento.
Y pensar que todo comenzó con un juego. ¿Debí haberme negado aquella vez?. Después de aquel encuentro, me adapté a vivir en aquel castillo lúgubre, al que mis ojos me obligaban a ver de un color totalmente contrario. Supongo que era una manera de proteger mis creencias, de protegerme. Pero no, desde aquel momento en el que tus grandes manos se posaron sobre mis ojos todo cambió. Desde ese momento aprendí que, si no te aferras a algo ¿Cómo soportarás este mundo?. Unos se aferraban a alguien, otros a algo, unos a algo superior, pero siempre, debíamos tener algo que nos hiciese continuar. Un sueño, una meta, un sentimiento, un propósito. Si me decías aquella vez, que incluso el ser más puro del universo necesitaba algo para aferrarse, te diría que estabas loco. Pero no. Incluso los 'dioses', necesitan algo para poder continuar. Me enseñaste la maldad de éste mundo. Simplemente porque mis padres no me permitían saber algo sobre aquello. Mis padres siempre quisieron que fuese un ángel común. Pero jamás lo lograrían. Porque hasta ellos mismos saben que todo mi ser, poco a poco va cayendo a tus pies.
