-Day 10-

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# Animal ears
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Los zoológicos realmente nunca habían sido del agrado de WonHo, no eran la clase de lugar al que le gustase ir recreativamente; todos esos animales estresados y lejos de sus hogares le ponían ansioso y triste. Y a pesar de eso, ahí estaba. De pie frente al área en que un grupo de osos panda se encontraba. Le gustaban los pandas, le parecían personitas borrachas, siempre tan curiosos y torpes.

—¡Mira, papi!, ¡ese se parece a ti cuando estás viendo televisión! —exclamó la niña que WonHo sostenía en brazos, al señalar uno de los pandas, quien estaba tumbado bajo la sombra de un árbol, llevándose comida a la boca con una de sus patas mientras la otra la usaba para rascar su peluda barriga.
WonHo rió con diversión, y pellizcó cariñosamente la pequeña nariz de la chiquilla.
—Pero papá es mucho más adorable, ¿a que sí? —dijo, y la niña quedó pensativa por un momento, antes de negar con firmeza.
—No. Los pandas son mucho, muuuucho más adorables que tú.
—¡Yah!, pues igual son mucho más adorables que tú —la molestó, mostrándole su lengua, a lo cual la pequeña le devolvió el gesto, y enseguida ambos se soltaron a reír.

Si bien MinHee había sido el resultado de un embarazo no planeado y un matrimonio forzado con una mujer a la que no amaba, eso no cambiaba el hecho de que la pequeña niña era la adoración de WonHo. Él vivía por ella. De todos los errores que había cometido a lo largo de sus 27 años, MinHee no podía ser uno de ellos. Lo supo en el momento en que esa minúscula personita tomó con su diminuta manita su dedo aquel día que nació, y desde entonces, WonHo decidió entregarle su vida entera.

Ambos, padre e hija continuaron paseándose por el parque, visitando a todos los animales que había mientras WonHo le contaba un poco de cada uno de ellos. Habitualmente eran siempre sólo ellos dos, pues Dodo, su esposa y madre de MinHee, tenía una agenda demasiado apretada debido al trabajo; aunque para WonHo eso estaba bien, pues cada vez que intentaban salir los tres juntos como una familia, terminaban peleando por una u otra cosa. La mujer era insoportable.

—Papi, ¿podemos ir allí? —preguntó MinHee, al señalar la tienda de souvenirs.
WonHo no se negó. No podía. Era débil. Así que dejándola en el suelo, se dejó arrastrar por la chiquilla quien sostenía con fuerza su mano.
Entraron al lugar, que como era de esperarse en un sábado, se hallaba abarrotado casi al igual que el resto del zoológico.

—MinHee, no te sueltes de mí —indicó, mientras caminaban por ahí, viendo todo lo que vendían. Peluches de todo tipo de animales, camisetas, gorras o sólo diademas con orejas, máscaras, llaveros, tazas..., en fin, un millón de cosas que hacían a WonHo preocuparse por su billetera, temiendo que su caprichosa hija quisiera llevarse todo lo que en la tienda había.
Y mientras MinHee intentaba elegir entre un oso panda o un conejo que le doblaba el tamaño, WonHo trastabilló cuando alguien chocó contra su espalda.
De inmediato se volvió, pero las palabras en reclamo no salieron de su boca, lo único que pudo mencionar fue el nombre de aquella persona frente a él, quien al verle, igualmente pareció quedar sorprendido, incluso la sonrisa de sus labios se había desvanecido.

—Qué coincidencia, ¿no? —habló el chico frente a él, quien sostenía en uno de sus brazos un peluche de ballena mientras en su cabeza un par de orejas de oso sobresalían.
—Sí..., ¿viniste solo? —preguntó, sintiéndose realmente idiota. No tenía ningún derecho a hablar con él, no después de todo lo que había sucedido. Sabía que lo odiaba, él mismo se lo dijo aquella noche, hace cinco años.
—No, vine con mi esposo y nuestro hijo —respondió, casi con molestia contenida en su voz. WonHo sintió un ligero pinchazo en su pecho al escuchar aquello. ¿Esposo?, ¿hijo?
Quiso decir algo al respecto, decirle si había sido tan fácil olvidarse de él y casarse con alguien más, pero no podía, ¿con qué cara iba a decir algo así?, cuando fue él quien arruinó su relación al embarazar a alguien más.
—Papi, ya me decidí —le llamó MinHee en voz baja, y sólo entonces WonHo pareció reaccionar, mirándole con una pequeña sonrisa mientras asentía.
—¿Es ella? —inquirió el chico de cabellos rubios al mirar igualmente a la pequeña que abrazaba el conejo gigante. WonHo asintió casi con culpa—. Se parece mucho a ti.

WonHo quiso decir algo más, pero no supo qué, y antes de darse cuenta, un hombre alto y robusto habría llegado con un bebé en brazos, parándose junto a MinHyuk.

—¿Un amigo? —le preguntó, y MinHyuk miró a WonHo con una expresión que este no supo definir, era algo entre molesto y triste. Enseguida negó, y volvió la vista hacia el hombre moreno junto a él, dedicándole una sonrisa.
—No. Sólo es un viejo conocido —aseguró, entregándole el peluche de ballena para poder tomar entre sus brazos a aquel bebé y acurrucarlo contra su pecho—. No puedo decir que fue bueno volver a verte, pero me alegra saber que lo estás haciendo bien —dijo luego de que su esposo le hubiera dicho que le esperaba afuera de la tienda—. Adiós, WonHo.

MinHyuk se despidió, y el pelinegro sintió las desbocadas ganas de correr tras él, detenerlo y suplicarle perdón.
Pero no tuvo el valor para hacerlo. Y simplemente le miró alejarse para salir de la tienda, para salir de su vida una vez más, dejándole con el corazón roto a causa de algo que él mismo ocasionó por despecho en una noche de borrachera. Sus actos impulsivos y estúpidos le habían hecho perder a la persona que más había amado, y a la que posiblemente jamás podría dejar de amar.

[mx] 30 oneshot challenge; wonhyuk. Where stories live. Discover now