19.

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1 semana después

Las vacaciones habían llegado a su fin para ambos, luego del incidente en el sofá, hace días atrás, no habían vuelto a intentar algo. No porque no tuvieran interés, pero SooBin se había vuelto un poco inseguro, había sido todo demasiado rápido, mucho que  procesar y YeonJun lo entendía, sabía que debía darle tiempo.

Aunque no habían vuelto a intentar algo, sí habían pasado su tiempo juntos y SooBin gracias a eso se había vuelto un poco más accesible a recibir pequeñas e inocentes caricias de parte del peliazul, incluso sin tener que darle algún tipo de aviso al pelinegro.

Lamentablemente, luego de experimentar, el pelinegro cada día deseaba más y más, pero aún no se atrevía a pedirle al mayor que intentara tocarlo de otra forma, que fuera más atrevido. Se arrepentía tanto de haberle dado a YeonJun una imagen de él tan débil, porque sabía que el peliazul estaba intentando ir lento con él por miedo a asustarlo.

SooBin estaba descansando en la terraza, en donde había colocado una alfombra con algunas almohadas para poder recostarse en ella. Luego de haber llegado de la universidad se había cambiado de ropa por algo más ligero y se había instalado en la terraza para disfrutar del día soleado mientras comenzaba su primera lectura del semestre.

El pelinegro estaba recostado con los auriculares en sus oídos y la música a todo volumen, su completa atención estaba en el libro que tenía en sus manos, no fue consciente de la llegada de YeonJun hasta que sintió un peso sobre su abdomen, sobresaltándolo.

Tiró el libro a algún lugar de la terraza y se sentó pegando un grito mientras veía a YeonJun reír mientras lo intentaba calmar. Se había asustado no porque lo tocara, sino porque pensó que el peliazul no estaba en casa y como no lo había oído, imaginó por un segundo un montón de cosas horrorosas que podrían ser.

-Oye, cálmate. Los vecinos pensarán que soy un ladrón o algo así. -Dijo el peliazul luego de reír, viendo que el pelinegro dejaba una de sus manos en su pecho. Al parecer había tenido un gran susto. Sintiéndose culpable, el mayor se acercó al chico que lo miraba aún algo tembloroso y notó como sus mejillas se volvían rojas cuando estuvo cerca de su rostro.

A YeonJun le encantaba ver lo rápido que el pelinegro se sonrojaba cuando estaba cerca de él, su rostro serio se esfumaba y aparecía una expresión mucho más amable del menor, era como ver a otra persona.

El peliazul llevó una de sus manos hasta la mejilla del chico, acariciando su piel suavemente mientras lo observaba con atención, mirando sus labios que se habían entreabierto y sus ojos que estaban fijos en los suyos. Se sentía tibio y suave, en los últimos días había descubierto que SooBin era mucho más cálido de lo que se veía. Aunque siempre sus manos estaban heladas, conseguían calentarse luego de un par de caricias de parte del mayor.

SooBin tragó saliva viendo que el peliazul se acercaba a su rostro, el sol iluminaba el rostro del mayor y lo hacía ver muchísimo más guapo de lo que recordaba haberlo visto en la mañana al salir a la universidad. Era imposible, pero había algo diferente en el contrario al verlo a la luz del sol.

Miró por un segundo hacia un lado, viendo de reojo que había alguien en la terraza del departamento vecino y cuando volvió a mirar a YeonJun, éste estaba sonriendo y sus labios fueron atrapados por los del mayor. No le importó en ese momento que alguien estuviera viéndolos a plena luz del día besarse, lo único que tenía en su mente era el sabor de los labios de YeonJun y el deseo que estaba creciendo cada vez más con cada beso que le daba el peliazul.

Fue un beso mezclado de sentimientos, en donde pudo sentir tanto el deseo como el amor que estaba creciendo entre ellos. Sus labios fueron apoderados por completo por el contrario que, sin dudarlo, invadió su boca con su lengua, acariciando la suya y su paladar, escuchándose  que el pelinegro dejaba escapar un leve gemido de su garganta.

Se quejó cuando su labio inferior fue mordido por el mayor y cuando se alejó para buscar algo de aire volvió a mirar hacia la terraza del vecino, viendo que quien fuera que los hubiera visto había desaparecido.

-Qué miras... -Murmuró YeonJun siguiendo la mirada del pelinegro hacia la terraza del departamento del lado, al no ver nada volvió a mirar al chico.

-Creí ver a alguien, pero parece que fue solo mi imaginación. -Dijo SooBin y volvió a mirar a YeonJun, quien lo estaba observando con una mirada muy dulce, como si hubiera visto algo agradable e inevitablemente las mejillas del pelinegro se volvieron rojas.

Se levantó torpemente para mantener las distancias con el mayor, aún se ponía nervioso cuando recibía demasiada atención.

-¿A dónde vas?

-¿No quieres almorzar? Iré a preparar algo, si quieres puedes ayudarme. -Rápidamente recogió su libro y el celular con el que estaba escuchando música y cuando volvió a mirar a YeonJun, éste lo estaba esperando en la sala.

Desde que habían comenzado la relación y se habían vuelto más cercanos, la comida era hecha por ambos. Por alguna razón a SooBin le parecía de lo más sexy ver a YeonJun cocinar y lo mismo le pasaba al peliazul viendo al pelinegro preparar con tanta concentración cada receta que se les ocurría.

-¿Te has sentido cómodo con todo lo que hemos hecho hasta ahora? - Preguntó la mujer desde el escritorio, mirando al chico que estaba sentado en el cómodo sofá desde hace media hora, en donde habían vuelto a ver los avances que había obtenido SooBin con la lista que le había pedido que hiciera la joven psicóloga. Incluso, para SeulMin había sido un caso relativamente fácil, en el sentido de que, el pelinegro había puesto mucho de su parte para avanzar rápidamente y eso le alegraba, porque el chico era demasiado joven y si hubiera continuado viviendo de esa forma, hubiera sido una desgracia.

-A pesar de que me he sentido un poco estresado, las crisis no han sido tan fuertes como antes y las puedo controlar. Puedo hacer más cosas de las que hacía, incluso me he vuelto más cercano a YeonJun, aunque... -Se calló de golpe y sintió sus mejillas sonrojándose, el pelinegro había tenido planeado de antemano plantearle el asunto que tenía con YeonJun. Los consejos que SeulMin le había dado la vez anterior le habían resultado muy útiles y creía que podría conseguir algo más para poder avanzar mucho más en la relación con el peliazul.

SeulMin lo observaba esperando que continuara y el pelinegro algo avergonzado se aclaró la garganta y bebió un poco de agua antes de continuar.

-Hemos avanzado mucho con YeonJun, pero sigo sin poder animarme a hacer algo más que.... Solo pequeñas caricias y besos.

-¿Te refieres a que no puedes tener sexo con él?

SooBin se sorprendió un poco, a veces era demasiado directa, pero quizás eso lo animaba a poder contarle sobre lo que le sucedía y asintió a su pregunta, viendo como SeulMin comenzaba a escribir en su computadora, al parecer buscando algo. La vio anotar en su agenda y luego arrancar la hoja para acercársela.

Cuando sus ojos se posaron sobre las palabras escritas en el papel volvió la mirada a SeulMin, sin entender muy bien. ¿Realmente quería que hiciera eso con YeonJun?

-Te aseguro que no será algo extraño, a veces cambiar es bueno y quizás tú necesitas experimentar ese lado y sentirte más seguro. La vez anterior te sirvió para confiar en YeonJun, esta vez será para que tú confíes en ti. ¿No te parece que podrías intentarlo?

La respuesta de SooBin no sorprendió a la psicóloga, luego de varias sesiones con el chico había notado que detrás de todo ese miedo que él se había creado en su cabeza debido a un trauma de la niñez, había un chico atrevido, que le gustaba experimentar y que a pesar de tener algo de desconfianza en sí mismo para lograr algunas cosas, sabía que, en el fondo, deseaba mucho poder experimentar cosas nuevas y más si era con el muchacho que le estaba ayudando a sanar.

Primer Sentido: El Tacto | YeonBin.Where stories live. Discover now