O7.

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BeomGyu no había respondido su mensaje, ni siquiera lo había visto. Estaba perdiendo la esperanza de que pudiera recibir la respuesta que quería al mensaje que le había enviado. Realmente no sabía qué iba a hacer, su madre llegaría en la noche, solo faltaban unas horas y como fuera tendría que encontrar un lugar para que YeonJun se fuera o para que su madre se quedara, pero como estaban las cosas, el dinero que tenía ahorrado no podría usarlo en arrendar algo.

Golpeó con su frente tres veces la mesa de la cocina, intentando pensar en algo y cuando estaba por volver a estampar su frente sobre la superficie sintió una cálida mano en frente impidiendo el impacto.

Al abrir los ojos vio a YeonJun con una taza de café en la otra mano. El peliazul tomó asiento frente a él mientras lo observaba curioso por el comportamiento que estaba teniendo, no se habían visto en la mañana ni en la universidad, lo estaba evitando, ambos sabían por qué.

Bebió del café cargado que se había preparado, con todo lo que bebió YeonJun ayer en la noche sentía que con suerte estaba con algo de vida. El pelinegro no le dirigió la mirada durante los minutos que estuvieron sentados en silencio, al peliazul no le molestó, pero por la cara que tenía al parecer había algo que lo estaba haciendo frustrarse y quería averiguar si podía ayudarlo.

-¿Qué es lo que te tiene así? -Terminó por preguntar mientras dejaba la taza sobre la mesa, pensó por un momento que quizás lo que había pasado ayer en la noche fuera la respuesta, no habían hablado de ello aun, pero para su sorpresa no fue así.

-Mi madre viene viajando y necesita quedarse aquí. El problema es que no hay un lugar para ella, no la puedo hacer dormir en la sala...-Se calló de golpe y miró al peliazul unos segundos,  una idea que no había pensado debido a que su cabeza parecía haber sufrido ayer una falla se le ocurrió. Él dormiría en el sofá, solo serían tres días.

-Podemos compartir dormitorio. -Dijo de pronto YeonJun deteniendo al pelinegro cuando se estaba levantando para irse de la cocina, se estaba volviendo sofocante el ambiente estando los dos en un espacio tan reducido, aunque no lo era en realidad. SooBin no quería ni siquiera pensar en lo que había pasado la noche anterior y estaba utilizando la táctica que BeomGyu le había recomendado hace unos días, hacer como si nada hubiera pasado, pero con solo ver al peliazul se acordaba de los besos y todo el manoseo que se habían dado.

-No, no te preocupes, encontré la solución. -Se apresuró a decir con una falsa sonrisa y escapó de la cocina apenas YeonJun iba a volver a hablar. Sabía que iba a sacar el tema, era demasiado directo, el prefería hacer como si nada había pasado. YeonJun lo estaba sacando de su zona de confort y sabía que, o podía terminar todo muy mal o la cosas se podrían demasiado intensas para él y no lo podría soportar luego, e igual terminarían todo mal. Ninguna de las opciones eran buenas para él.

La noche llegó y escuchó desde su habitación que la puerta principal se cerraba, eso le indicaba que YeonJun había salido al trabajo o a algún lugar, realmente no le interesaba, solo quería tener un momento a solas en su departamento. Necesitaba limpiar antes de que su madre llegara y ya quedaban menos de dos horas.

Se puso manos a la obra y comenzó a limpiar todo con mucho cuidado, hasta por debajo del sofá y detrás de los muebles, ya se había vuelto un experto y no demoró más de una hora en terminar de limpiar todo el departamento, exceptuando la habitación de YeonJun. Por supuesto, aunque deseaba echar un vistazo al interior de la habitación para ver si estaba limpia, no lo hizo porque él respetaba las reglas en su contrato, o bueno, lo intentaba. Porque resultaba que los últimos días había pasado por alto las reglas y se lo estaba tomando demasiado a la ligera, pero no era su culpa, todo era culpa de YeonJun.

Primer Sentido: El Tacto | YeonBin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora