18.

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SooBin se despertó temprano, seguía en la cama de YeonJun ya que se había quedado dormido una vez había dejado de llorar mientras el peliazul le decía algunas palabras para tranquilizarlo. Por supuesto que no había llorado porque se había sentido mal, sino todo lo contrario. Jamás imaginó que podría sentirse tan bien e incluso había dormido profundamente sintiendo el calor del cuerpo del mayor junto a él.

Observó un momento al peliazul, seguía durmiendo, su respiración hacía que su pecho desnudo se expandiera y bajó la mirada por la piel expuesta. Las sábanas apenas cubrían hasta su cintura y mordiéndose el labio inferior bajó un poco más las sábanas para poder ver más del cuerpo de YeonJun.

Se detuvo aguantando la respiración cuando el peliazul se movió acostándose de espalda y subió uno de sus brazos para cubrir sus ojos, al parecer le molestaba la luz. Al ver que no volvió a moverse, el pelinegro continuó bajando un poco más las sábanas hasta que dejaron descubierto al joven durmiente hasta la mitad de sus muslos. Se deleitó con la imagen del peliazul, a diferencia de él, el chico tenía una muy buena figura.

Su piel estaba fría y solo por esa razón no se atrevió a tocar al chico para no despertarlo. Se dedicó a mirarlo unos minutos y cuando volvió a subir su mirada al cuello del peliazul notó una pequeña marca que le había quedado en el costado derecho, cerca de la clavícula.

Sintió el calor subir a sus mejillas, recordar el momento cuando se lo había hecho le volvía a hacer sentirse acalorado, es por eso que decidió levantarse y salir de la habitación del chico para ir a la suya, tomar una ducha y preparar algo para desayunar. Necesitaba mantener su mente ocupada.

YeonJun apenas salió del baño sintió el aroma que provenía de la cocina, no había visto a SooBin cuando despertó, pero si había escuchado algo de ruido en la cocina, así que se imaginó que ahí estaba.

Caminó hasta allí aún con la toalla envolviendo sus caderas y con otra más pequeña secando su cabello, solo vería que estaba haciendo antes de volver a la habitación para ponerse ropa, pero se detuvo en seco en la entrada cuando vio al pelinegro de frente, abriendo los ojos sorprendido al verlo allí y alguien que estaba sentado dándole la espalda.

Era BeomGyu, quien se volteó rápidamente al ver la expresión del pelinegro y vio al peliazul con apenas una toalla cubriéndole la entrepierna. Alzó sus cejas sorprendido, no se imaginaba que YeonJun tendría tan buen cuerpo, pero lo que le llamó la atención fue la reacción de SooBin. Estaba sonrojando y ya se podía imaginar por qué, le había comentado algo mientras preparaba algo de comida, le había extrañado mucho que lo invitara a comer, pero ya se podía hacer una idea. Su querido amigo lo estaba utilizando para no estar a solas con el peliazul luego de que había pasado algo entre ellos.

-Pensé que no estabas en casa. SooBin me invitó a comer.

-¿Ah, sí? - Dijo YeonJun desviando su mirada al pelinegro, quien bajó la mirada enseguida y continuó pelando zanahorias porque era casi imposible mirar al chico semidesnudo y con esa marca en la piel que se notaba demasiado. Solo quería que se fuera a vestir y si podía que se quedara encerrado en la habitación.

-Sí, ¿no está invitado YeonJun a comer con nosotros? -Preguntó BeomGyu al colorado chico que estaba completamente concentrado en cocinar las verduras, poniendo todo lo que había picado en una olla de agua hirviendo, dándoles la espalda.

-Claro que puede comer, pero que se ponga ropa primero. -La voz del pelinegro fue disminuyendo, aunque por el silencio que había ambos chicos lo pudieron oír. YeonJun sonrió y BeomGyu golpeó el brazo del peliazul haciéndole una seña para que fuera rápidamente a ponerse algo de ropa.

Primer Sentido: El Tacto | YeonBin.Where stories live. Discover now