Capítulo 8

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Estaba demasiado asustada, pues, nerviosa mejor dicho. Estaba sentada en su sala, esperando a que venga de la cocina.

-Ya, puse en el horno un par de pizzas- dijo sentándose a mi lado y lo miré.

-¿Por qué me ayudas?- pregunté abrazando mi propio cuerpo, tapando lo horrible que era con esa campera que me había vuelto a poner.

-Solamente porque soy un espía de el FBI que quiere saber todo de tu vida- dijo serio y lo miré confundida hasta que soltó una risa- Era borma- dijo y reí en un murmuro- Es que…- Dijo pensándolo y se encogió de hombros- No lo sé… Porque a veces, son pequeñas ayudas que hacen la vida del otro mejor ¿No crees?

-¿Y crees que tirarme dinero mejorará mi vida?- pregunté alzando mi ceja.

-No, sino que, demostrándote que no estás sola- dijo mirándome y rodé mis ojos aunque, me daba un poco de ternura.

Luego de unos minutos, Niall me obligó a que entrara en la ducha donde me dejó sola y me metí debajo de ese tan glorioso lluvero que tiraba agua caliente a montones así que me tardé bastante y al salir, simplemente me puse la misma ropa interior y la misma ropa que coloqué la campera por arriba. Me miré al espejo y estaba todo mi maquillaje corrido así que, intenté quitarlo del todo pero la sombra roja quedó alrededor de mis ojos y a pesar de todo, se veía la mirada cansada.
Al salir, bajé a la sala donde estaba él acomodando las cosas en la mesa pequeña de centro; había un mantel rojo y arriba, varios potes con comida chatarra así como papas chips, nachos con queso, pali chips y algún otro más.

-¿Quieres chocolate caliente?- preguntó y negué sentándome en el sofá- Okay…- dijo llevando una taza que acababa de traer y dejó su teléfono en la mesa. Vi que se iluminaba la pantalla indicando la llegada de mensajes, una vez que se apagaba, volvía a encenderse y así, sin detenerse. Una vez que apareció por la cocina, se sentó a mi lado, tomó el teléfono y lo apagó.

-Necesito saber algo- dije mirándolo, recordando aquel día en el puente- ¿Estás seguro que no eres tu el que me vio en el puente?- preguntó y soltó una risotada.

-Ya te dije, no- dijo como si fuese obvio, acercándose a la mesa, para tomar un puñado de papas y volver a sentarse.

-Pero… ¿Entonces por qué me ayudas?- pregunté y rodó sus ojos.

-¿Cuántas veces tendré que repetirlo?- preguntó molesto y suspiré molesta ante no poder saber quién diablos fue.

-Lo siento- dije suspirando y negó riendo.

-No, no lo sientas- dijo entre las risas.

-¿Por qué ahora se te da por sonreír?- dije al ver como se le formaba una infantil mirada.

-¿Te piensas que soy un amargo?- preguntó y asentí dudosa haciendo que él ría- ¿Y cómo puedo demostrarte que no lo soy?- preguntó tornándose un poco mas serio.

-No lo sé, demuéstrame que te divierte algo…- dije pensándolo y miró a su alrededor buscando algo con la mirada.

-¿Qué tal….?- comenzó a preguntar pensando y se levantó, miró al suelo e intentó dar una vuelta de carro pero solamente rodó como un oso- No, eso no- dijo mientras yo solté una risita- Tal vez…- dijo pensando y tomó uno de los potes de comida- Mira- dijo tomando un puñado bastante grande de palitos salados mientras yo ocultaba una risa detrás de mis manos que tapaban mis labios. Simplemente, lo que hizo fue, abrir su boca y meterlos todos en su boca.

-Te atorarás- dije riendo mientras masticaba y me miró; parecía un mono masticando toda esa comida ya que se le escapaban por adentro de los cachetes.

Welcome to my lifeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora