Capitulo 10

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En el porche delantero de casa de _______ había un reno.
Jin se quedó a su lado con las riendas en una mano y una bolsa en la otra.
Bueno, en realidad lo que tenía en la mano era una correa, y el reno era un perro. Un perro enorme y huesudo al que le habían puesto un abrigo negro.
-¿Qué es eso? -preguntó _______. 
¿De verdad creía Jin que le iba a dejar meter esa cosa dentro de casa? 
-Mi perro, Tucker. Ya sabías que tenía perro. 
Sí, lo sabía, pero jamás pensó que también lo fuese a llevar.
-Pues va a ser un problema. Porque yo tengo un gato.
-Tucker es muy tranquilo. Lo más probable es que ignore a tu gato.
-¿Se comerá mis zapatos?
-No, pero le gusta recoger los teléfonos, los mandos a distancia, a veces las llaves del coche, aunque lo que más le gusta son las zapatillas de casa. Cuanto peor huelan, mejor. También le gustan los botes de sal y pimienta. Si falta algo, en el primer lugar en el que hay que mirar es en la cama.
_______ miró al perro, que le devolvió la mirada y pareció rogarle: «Por favor, quiéreme».
-¿No se hará pis en mi alfombra?
-Está bien enseñado. Tampoco ladra, se le cae muy poco pelo y duerme aproximadamente veintitrés horas al día. No será un problema. Además, le encantará poder correr por el jardín.
_______ volvió a mirar al perro, y luego a Jin. 
-¿Vas a dejarnos entrar? Me he tomado una sobredosis de mi medicina contra la alergia para poder estar cerca de tu gato. Deberías darle una oportunidad a Tucker.
Jin tenía razón. ¿Qué problemas podía causarle un perro gigante en casa?
Prefería no pensar en ello.
Abrió la puerta.
-Siento el desorden. No he tenido tiempo de limpiar.
Jin y Tucker entraron y la habitación pareció de repente mucho más pequeña. Jin le quitó la correa al perro y la colgó en el perchero y Tucker fue directo a la entrepierna de _______. La olió y miró hacia arriba, como si estuviese esperando algo. Era todavía más grande de lo que le había parecido en el porche. 
-Es enorme.
-Sí -asintió Jin quitándose la chaqueta de cuero y colgándola encima de la correa.
-¿Por qué me está mirando? 
-Quiere que lo acaricies.
-Oh -_______ le acarició la cabeza-. Buen perro. 
Una vez satisfecho, Tucker se separó de ella para ir a explorar la casa.
-¿Estará bien solo?
-Sí, no te preocupes, no te romperá nada.
_______ señaló la bolsa que llevaba Jin en la mano. 
-¿Sólo has traído eso?
-Tengo un par de cosas más en el coche. Supongo que si necesito algo más puedo ir a casa a buscarlo. 
-Puedes instalarte en la habitación de invitados. 
-No recuerdo haber estado de acuerdo en eso. 
-Me parece que en estos momentos el sexo sólo complicaría todavía más las cosas. Será mejor que vayamos poco a poco. Tenemos que acostumbrarnos a vivir juntos. Debemos asegurarnos de que lo nuestro no es sólo una relación física.
Jin la miró con petulancia.
-¿Estás segura de que vas a poder resistirte a mis encantos?
Eso esperaba ella, aunque estaba segura de que Jin no se lo iba a poner fácil.
-Lo intentaré.
_______ oyó un bufido proveniente de la cocina, seguido de un aullido canino. Tucker apareció en el salón y fue a refugiarse, lloriqueando, detrás de Jin. Dexter apareció en la puerta de la cocina, se sentó y se lamió una pata, como si aquello no fuese con él.
-Está sangrando -se quejó Jin indignado-. Tu gato ha atacado a mi perro.
-Estoy segura de que Tucker lo ha provocado -contestó ella, orgullosa de Dexter, que había sabido defender su territorio-. Supongo que necesitarán algo de tiempo para acostumbrarse el uno al otro.
Lo mismo que Jin y ella.
-Bueno, te ayudaré a instalarte -añadió _______ incómoda.
Jin la siguió hasta una de las habitaciones del piso de abajo. A la izquierda estaba su despacho y a la derecha, la habitación de invitados. Jin entró y miró las cortinas y el despliegue de encajes.
-¿Rosa? -se quejó, como si le doliese sólo de verlo-. Mi testosterona se está secando. Quizás sería mejor que durmiese en el sofá. O en una tienda de campaña en el jardín.
-No te comportes como un crío. Estaba pensando que podíamos pedir algo de comida preparada para la cena.
-Me parece bien.
-Mientras lo traen sacaremos el resto de tus cosas del coche.
Jin la siguió hasta la cocina, donde _______ abrió el cajón de los trastos y sacó un montón de cartas de todos los restaurantes de la ciudad que repartían a domicilio.
-¿Qué te apetece? -le preguntó, y él la miró con deseo-. Aparte de eso.
-No tengo ningún antojo. La embarazada eres tú. Así que elige.
_______ decidió que cenarían pizza. Se había convertido en un alimento básico para ella últimamente. Cuanto más queso y más grasa tuviese, mejor.
Mientras esperaban la cena, sacaron el resto de las cosas del coche. La mayoría eran para el perro, que se quedó tumbado en el salón, abriendo un ojo de vez en cuando, probablemente para asegurarse de que el gato estaba a una distancia segura. Dexter estaba tumbado en el alféizar de la ventana, haciendo como si Tucker no estuviese allí.
Jin ya había estado muchas veces en su casa, pero a _______ le resultó extraño enseñarle su territorio privado. Iba a utilizar sus toallas para secarse, lavaría la ropa en su lavadora y comería en sus platos. _______ se sentía intimidada e invadida. No se había dado cuenta de la importancia de su decisión hasta que no lo había visto en el porche. No se había dado cuenta de lo acostumbrada que estaba a vivir sola. La mayoría de las mujeres de su edad a las que conocía estaban deseando encontrar pareja. Querían encontrar al hombre perfecto. Ella no había querido al hombre perfecto hasta entonces.
Aunque eso no significaba que no fuese a intentar que aquello funcionase.
El tour terminó en la cocina. Jin abrió la nevera y frunció el ceño. Estaba vacía. Pero el congelador estaba repleto de platos preparados.
_______ lo miró y se encogió de hombros. 
-Estaban de oferta.
-Aquí no hay comida de verdad. ¿No cocinas nunca?
Nunca. Era una de las pocas cosas a las que no le había obligado su madre. Tenía la mala costumbre de quemarlo todo. La última vez que había intentado cocinar, había dejado una sartén en el fuego y se le había incendiado la cocina.
-Créeme si te digo que los dos estaremos más seguros si no cocino.
_______ pensó que Jin le pediría una explicación, pero éste se limitó a sacudir la cabeza. Quizás prefería no saberlo.
-Además, ¿quién necesita comida de verdad habiendo comida para llevar y vitaminas prenatales? 
Jin empezó a abrir los armarios, uno a uno, haciendo un inventario de todo lo que faltaba y sacudiendo la cabeza. ¿Acaso pensaba que la comida iba a aparecer allí por arte de magia?
-¿Qué estás haciendo? -lo interrogó _______. 
-Haciendo una lista mental de lo que hay que comprar. Es decir, prácticamente de todo.
-Puedes comprar toda la comida que quieras siempre y cuando no esperes que sea yo quien cocine.
-Te sorprenderá saber que no se me da mal la cocina. Es una de las pocas cosas que recuerdo haber hecho con mi madre.
Aunque intentó disimular, _______ se dio cuenta de que Jin se había entristecido. Siempre le ocurría cuando mencionaba a su madre.
-¿Cuántos años tenías? 
-Cinco o seis.
-¿Y ella estaba bien por entonces?
-No sé si estuvo completamente bien alguna vez -respondió él encogiéndose de hombros-. Pero podíamos vivir casi con normalidad durante meses, hasta que los medicamentos dejaban de funcionar o los efectos secundarios eran tan fuertes que ella dejaba de tomarlos. Poco a poco, se fue poniendo tan mal que nada parecía funcionar. Tenía ocho años cuando los servicios sociales le quitaron mi custodia.
-¿Y no has vuelto a verla desde entonces? 
-No.
_______ no podía imaginarse haber pasado todos esos años sin ver a sus padres. Sin saber dónde estaban ni lo que hacían.
-Solía recibir alguna carta suya de vez en cuando. Pero hace seis años que no recibo ninguna. Solía moverse bastante. No he podido localizarla.
-¿Y qué harías si supieses dónde está? 
-Intentaría meterla en alguna institución o en alguna casa de acogida. Su enfermedad mental es degenerativa. Nunca mejorará ni será capaz de vivir en sociedad. Lo más probable es que haya muerto ya. 
Aquello sonó casi frío. Si _______ no hubiese conocido a Jin como lo conocía, quizás no se habría dado cuenta de la tristeza que albergaban sus palabras. Deseó abrazarlo con fuerza. ¿Cómo podía soportar no saber si su madre estaba viva o muerta? ¿No saber si estaba sufriendo? ¿Si estaba sola, y pasaba frío y hambre?
-¿Te preocupa el bebé? -le preguntó él. 
-¿Qué quieres decir?
-El hecho de que la enfermedad mental pueda ser genética.
Lo cierto era que _______ nunca había pensado en ello. No sabía mucho de enfermedades mentales, y mucho menos de genética.
-¿Debería preocuparme?
-La enfermedad de mi madre se debe al daño que sufrió su cerebro en un accidente de coche que tuvo cuando era niña. Así que no, el niño no estará predispuesto a sufrirla. A no ser que en tu familia haya enfermos mentales.
-Mis padres han tenido nueve hijos. Para mí eso ya es una locura. Pero no creo que ninguno de los dos esté enfermo. No recuerdo que nadie de mi familia haya sufrido una enfermedad mental. Y es una familia muy numerosa.
-Hablando de familias numerosas, es algo de lo que nunca hemos hablado. Si esto funciona y decidimos casarnos, ¿te gustaría tener más hijos?
_______ estuvo a punto de decirle que ni en sueños, pero se preguntó cómo reaccionaría él si le decía que no quería tener más hijos.
No era el momento de preocuparse por eso, ya lo pensarían más adelante.
-No estoy segura -respondió ella, lo que no era del todo mentira. Existía la posibilidad, por remota que fuese, de que quisiese tener otro hijo más en el futuro.
-Para mí es algo sumamente importante -añadió él.
_______ sabía que era cierto, y no podía evitar sentir que aquello iba a ser un problema.

Secretos De Una Secretaria |•| SEOKJIN |•| 《Terminada》Where stories live. Discover now