M O D O E D I T A C I Ó N
Aunque digan que es un amor repulsivo e imposible, ellos siempre estarán juntos sin importar que uno sea un Alfa y el otro Omega que en su antigua manada, los líderes le trataban como una escoria sólo por ser de un rango...
-¿Papi? -dice la menor con voz dudosa, preguntándose si era buena idea pedirle algo así.
-¿Si? -su padre detiene su camino hacia la puerta de la habitación de su hija con la intención de descansar pero aún así sus facciones parecen calmadas como siempre.
-¿Me... cuentas la historia de terror? -al ver que su padre alza una ceja confundido, añadió antes de que su padre hable-, ya sabes... la historia que le contabas a mi hermano mayor.
-Cariño, no sé si puedas... -pero fue interrumpido por la niña que se paró con rapidez de su cama para ponerse enfrente de él haciendo ojitos.
-Por favor -le pide con un brillo en los ojos, era difícil negarse cuando hacía eso o al menos para su padre
-Creo que estará bien, ya no tienes 9 años así que no pasará nada -sonríe cuando la niña casi salta de la alegría, pero sus ojos siempre la delatan-. Pero con una condición.
-¡Claro, claro! ¿Cual condición? -pregunta casi gritando, su padre la toma de los hombros y se agacha a su altura para susurrarle en el oído.
-No le digas a tu madre -pone un dedo en sus labios y sopla con suavidad haciendo reír a la pequeña.
-¡Ni una sola palabra! -junta sus pies para luego enderezarse y pasar dos dedos sobre su su boca similar a una cremallera siendo cerrada.
-Muy bien, ahora siéntate para que así sea más divertida la historia.
La chica corre hasta su cama y se tira sobre ella, se acomoda sobre esta esperando a su padre que se sienta en el borde de la cama a un lado de sus pies para empezar su historia, que tanto deseaba escuchar su hija que tanto amaba, sin pensar que algún día podía perderla...
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-¡Listo! Terminé -exclamó dejando la tijera a un lado de la cama donde estaba sentado con una gran sonrisa.
-¿Ya? ¿En serio? -preguntó un poco somnoliento ya que cerró sus ojos un largo rato al sentir como cortaba su cabello con delicadeza y paciencia.
-Sí, tienes que ver como quedaste, estás hermoso -se puso a su lado para que se pueda ver en el espejo que estaba en clóset.
Levantó su vista para ver como quedó pero no esperaba nada fuera de lo normal, pensaba que su nueva amiga se lo iba a cortar un poco y listo, pero se sorprendió al tenerlo aún más corto que casi no podía agarrarse un mechón. También se dio cuenta de su estado físico, estaba echo un desastre y le hacía recordar todo lo que tuvo que hacer en ese horrible lugar, supo en ese entonces que esos recuerdos dejarían una gran cicatriz que nunca se iba a borrar.
-Vaya... si que eres buena, me encanta -sonríe aún mirándose en el espejo, con el se pudo dar cuenta de lo falsa que era así que dejo de sonreír pero al parecer la chica no lo notó o no le dio importancia.
