XIV

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En esta vida encontrarás gente muy gente muy mala, entre esas personas se encuentra el chico de ojos azules deslizando con suavidad sus dedos sobre los papeles delgados y verdes, que gracias los servicios de un pequeño Omega indefenso pudo obtener. Lo más repugnante es saber que no siente remordimiento y sonríe al juntar una gran cantidad de dinero por culpa de sus actos que no merecen perdón.

¿Serías capaz de hacerle eso a una persona? ¿Incluso a la que más odias? ¿O desearle lo mismo que le paso al Omega?

Por otro lado Daniel se sentía peor que una basura, un asco, se sentía sucio al realizar tales actos con otros hombres que no sea su Alfa. Abrazó su propio cuerpo en un intento inútil de darse calor y tapar su cuerpo lleno de moretones y mordidas de los hombres que visitaban esa habitación, la misma en la que despertó y no sabía lo que le esperaba. Se podían notar las costillas del Omega y su columna vertebral sobresalía casi por completo dando a entender que no comía muy a menudo, ya que para ganarse la comida debía hacer trabajos extras como hacerle una felación a el encargado de su infierno y prefería la mayoría de las veces no comer.

Por suerte esos hombres tuvieron la consideración de no marcarlo o eso sería mucho peor para él, en ese momento entendió que a Eduardo se le olvidó marcarlo cuando tuvieron su primera vez. Soltó algunas lágrimas recordando los momentos felices a su lado, incluso los más graciosos y torpes en las que todos en aquella mansión reían a carcajadas.

Dejó salir un suspiro de sus labios y removió sus lágrimas al oír la puerta rechinar, avisando que había llegado otro más de aquellos hombres para volver a penetrar su interior sin importar el dolor que podría sufrir el menor, pero eso ya dejó de importarle, digamos que se "acostumbró" a ese tipo de tratos, especialmente cuando está en celo.

La luz fue encendida y se encontró con el chico que se encontró en el baño,dirigió una mirada hacia el otro cargada de odio y se levantó como pudo de la cama para pegarle un puñetazo pero las cadenas en sus tobillos lo detuvieron provocando que cayera al suelo. Su risa burlona llenó la habitación y escuchó sus pasos acercándose cada vez más, en cambio el menor no hizo ningún movimiento para levantarse, estaba demasiado cansado y sus piernas no aguantaban su peso.

-- Patético --roza su zapato sobre la mejilla del contrario mientras que él seguía sin mostrar señales de querer moverse, parecía muerto-- Al parecer alguien hizo un trato con un demonio, ¿Que tan desesperada tienes que estar para vender tu alma a cambio de un simple marica?

Daniel lo vuelve a mirar esperando a que continúe, un sentimiento de preocupación invadió su cuerpo al pensar quién podría ser pero no dejaría que eso se mostrara en sus expresiones. El más alto sonríe al enterarse de su repentina emoción, puede que su cara lo oculte pero su aura lo delata.

-- Tengo una buena noticia para ti, volverás a casa con tu amado Alfa... --esto no puede ser real, ¿Esto es un sueño? Pensó Daniel sin poder creérselo-- pero con una condición.

Siempre había una condición a todo, su emoción fue ligeramente apagada al escucharlo pero no comentó nada al respecto. De pronto sintió como su cabello era jalado con fuerza obligándole a ver hacia arriba, con ese acto tan repentino suelta un quejido de dolor mirando como el chico cambió sus ojos azules a unos rojos color carmesí como solían ponerse cuando lo amenazaba, se agachó e inclinó su cara hacia su rostro quedando unos centímetros cerca, el menor podía sentir su olor a tabaco y alcohol por su aliento.

-- Si dices alguna palabra sobre mi --saca un cuchillo de su pantalón, su cuerpo inmediatamente comenzó a temblar al saber que era de plata y empeoró al sentir la hoja del cuchillo pasar por su mejilla, quemando su piel--, te aseguro que te mataré a ti y a tus amigos con este mismo cuchillo. O mejor aún, te vuelvo a usar de puta para que sirvas por fin de algo

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