Corazón roto

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—Bucky, de verdad te desconozco. ¿Dónde está el hombre que odiaba la hipocresía y las acciones egoístas de los nobles? El hombre que prefería mil veces ir a un bar con gente humilde a una fiesta ostentosa con ricos de caras largas; el que se fijó precisamente en una pueblerina, antes de siquiera ser engañado con ser de familia rica y que a pesar de eso tu nunca le tomaste real importancia. Sí Natasha hubiese sido una mujer que vivía en las calles tu aun así la hubieras aceptado, porque lo superficial es lo último en lo que mi mejor amigo se hubiera fijado. Jamás me hubiese juzgado por enamorarme de alguien como Tony, ni me hubiese dicho todo eso; al contrario, me hubiese apoyado. ¡Nunca hubiese estado de lado de los verdaderos ladrones! ¡Los nobles! —expresó Steve harto de la actitud de su amigo. Si había decidido confesarle todo a Bucky era precisamente porque pensaba que lo conocía, pero jamás se esperó aquella actitud que el castaño estaba tomando.

Bucky se quedó callado, mirándolo con el entrecejo fruncido y los puños cerrados; quedándose sin palabras a lo que su amigo le acababa de decir.

— ¿Sabes qué Buck? Me las apañaré yo mismo, y si tengo que enfrentarme solo contra toda la maldita capital con tal de poder recuperar al amor de mi vida que no ha hecho otra cosa más que hacer justicia; lo haré —soltó Steve por último, con gesto serio, sintiendo rabia e impotencia. Tras unos segundos en silencio agregó, — Estás demasiado cegado por tu rencor hacia el hecho de sentirte traicionado por Natasha —dijo en un susurro, más para el mismo que para su acompañante, pero lo suficientemente audible para que el teniente lo escuchase.

Dicho esto, Steve pasó una de su manos por su cabello, haciéndolo para atrás tratando de acomodarlo; caminó con paso firme hacia la puerta, pasando al lado de Bucky, dejando al castaño solo, sintiendo un revoltijo de sentimientos y emociones.

A pesar de que no se había sentido como una victoria, el que finalmente hubiera podido atraer a los Vengadores siempre fue su meta, pero ciertamente no se sentía pleno, no se sentía realizado, no se sentía feliz, ahora... ¿Qué era lo que debía de hacer?

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Sharon Carter llegó en poco tiempo a los calabozos. Lugar en donde se encontraban encerrados los peores criminales que hubiesen existido. El sitio no quedaba muy cerca del hogar de los Rogers; sin embargo, la rubia se encargó de exigirle constantemente al cochero que tomara velocidad. Quería acabar con aquello lo más pronto posible.

Salió de su carroza ayudada por su lacayo, en la entrada fue bien recibida por todos los oficiales encargados del lugar. El coronel no se encontraba en aquellos instantes y eso solo fue un punto a favor de la rubia.

Se dirigió directamente hacia el oficial encargado y sin rodeos dijo que quería pasar a los calabozos donde tenían encerrados a los Vengadores, específicamente a donde se encontraba el capitán de ellos.

El oficial dudó por unos segundos e incluso se extrañó por aquella solicitud viniendo de la primogénita de los Carter, quien era considerada como la princesa de la capital. Por eso mismo se limitó a asentir con obediencia. De igual forma, aquellos horribles criminales se encontraban con máxima seguridad y vigilancia, la rubia no correría peligro.

Se levantó de su asiento y la guió hacia los calabozos que se encontraban en la parte subterránea. Debido a la obscuridad llevaba consigo un farol de mano con una vela dentro; iluminando el lugar, había antorchas pegadas a la pared que ayudaban con la iluminación, pero esta era escasa.

Al caminar y debido a que la celda de Natasha se encontraba más adelante que la de Tony, pudo ver quién era aquella chica que había bajado. Levantó la cabeza y observó los peculiares cabellos rubios rizados, adornados con un gran peinado.

Forbidden heartDonde viven las historias. Descúbrelo ahora