DOS / TRES

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DÍA 251: LA PRESIÓN DE UNA SOCIEDAD SUPERFICIAL

Les mentiría si les contara que después de aquel fatídico día todo mejoro como por arte de magia, Porque. No. Lo Fue.

Kim JongIn era un chico que recientemente se había integrado a la escuela a donde asistía. No podía decir mucho de él para el momento en el que la suerte lo puso como mi entrenador personal para una actividad - que quiero aclarar - me llevaron en contra de mi voluntad.

Los primeros días, incluso las primeras semanas fueron una tortura medieval nivel extremo, no hablo solo del desgarrador dolor físico que me provocaban esas máquinas del infierno y las penosas posiciones en las que me tenía que poner para realizarlos, también, estaba el claro maltrato psicológico a la hora en la que tenía que subir a esa balanza del demonio y como si fuera una burla cruel que carcomía mi cerebro cada vez que marcara cuantos kilogramos había bajado, o en su defecto subido.

En lo que respecta a JongIn, ¡maldita sea! de verdad que desearía quejarme de él; no lo sé, decir que fue un bastardo que se burló de mis penosos ocho kilos de más, o mis rollitos asquerosos que se marcaban a través de la camiseta sudorosa que me pegaba al cuerpo cada vez que terminaba la rutina, o que incluso perdía la paciencia cada tanto que maldecía y quería darme por vencido por la dificultad del ejercicio.... pero el moreno era un pan de Dios. Siempre tenía esa sonrisa de idiota - que no quiero admitirlo en voz alta - pero lo hacía ver muy adorable. Incluso, me animaba cada vez que veía que me quería rendir, diciéndome lo bien que lo estaba haciendo y que tenía confianza en que lo lograría.

En el transcurso de los meses la confianza fue incrementando y la vergüenza dejada de lado. LuHan y BaekHyun seguían yendo al gimnasio al igual que yo, pero ahora sus celosos y paranoicos novios los acompañaban alegando que ellos estaban en el equipo de basquetball y serían los mejores entrenadores que cualquiera en el lugar.

Amber se encargó de darles la arrastrada de su vida en cuanto pusieron un pie en el recinto. Fue demasiado gracioso verlos clamar por piedad porque ya no sentían sus extremidades y se estaban preocupando.

Gracias a esos acontecimientos, JongIn comenzó a hablar con nosotros durante las clases. Eran ocasionales y cortas charlas al comienzo, pero el tiempo de todo se encarga, y se dio a la tarea de volver a JongIn parte del grupo. Mis amigos estaban encantados con él, de hecho, solía ser igual de caprichoso y un bebé gigante como SeHun.

En JongIn me agradaba e incluso me parecía tierno, en SeHun no.

A los cuatro meses de iniciar en el gimnasio y con siete kilos menos, con toda honestidad me sentía mucho más seguro de mí mismo, las personas sorpresivamente comenzaron a hablarme cuando en el paso ni me dirigían la mira. ChanYeol me decía que no era por el peso, si no que se me podía ver más sonriente y menos malévolo... que tontearía.

La realidad era que todos eran unos esclavos de los estereotipos y si no eres delgado, eras un perdedor que no merecía ser tratado como una persona. Obviamente no todos era así, pero los que sí, son unos jodidos idiotas insensibles.

🍜🍜🍜

Un viernes como cualquier otro, los seis nos dirigimos hasta Canelita Gym después de la escuela. Cuando salí de los vestuarios con la ropa adecuada para ejercitar me percate de un nuevo cartel en la sala de máquinas. Ahí en lo más alto se podía ver un pequeño cartel blanco con negro.

Al principio creí que era una extraña señal de tránsito, pero rápidamente pude darme cuenta que lo que decía era "si está cansado de ser feo y gordo, sea solo feo" me quede unos segundos analizando las peculiares palabras en el cartel, hasta que alguien llegó a mi lado asustándome de tan concentrado que estaba.

Canelita Gym [KaiSoo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora