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-¿Cómo has...? -Logra pronunciar con unos azulados labios entre pálida piel.

- Shh... Ahorra fuerzas, debemos salir antes de que se dé cuenta.-Coloco su brazo sobre mí y salimos por la puerta para desmotivarnos al ver únicamente escaleras. -Tranquila, solo tenemos que salir, yo me ocuparé del resto... -Comenzamos a subir y cuando parecía que no había límite logramos ver una tenue luz, al salir estábamos en medio de la nada aún de noche pero mi alivio no tardó en desvanecerse.

-Te creerás muy lista. -Aparto la mirada hasta encontrar al mismo chico del que creí haber escapado. -Te felicito, casi logras destruir mis planes. -Destaca el "casi".

-No te acerques. -No me hace casi por lo que le señalo con la varita. -Dije que no te acercaras. -Al no obedecer grito. -¡Aquí! -Con la mano extendida esperando aunque sabía que aunque pudiera escapar con la escoba él no tardaría en alcanzarnos, debía encargarme primero. Dejé a Erika en el suelo aún temblando y le agarré las manos dándole el broche de la rosa disimuladamente.

-¿Qué haces?

-Tranquila, todo saldrá bien, solo aguanta. -Le ofrezco mi mejor sonrisa pero al separarme me vuelvo más seria que nunca. Por fin la había encontrado y haría cualquier cosa por protegerla, cualquier cosa. -Esta vez no andemos con rodeos. -Le apunto agudamente. -Sectumsempra. -Logra esquivarme pero no tarda en responder.

-¡Confringo! -Salto para alejarme pero al chocar contra el suelo el hechizo provoca una explosión que me impulsa dejándome aturdida. No podía escuchar más que un agudo pitido pero logro entender su siguiente hechizo. -Fuego maligno. -Una especie de fuego con forma de dragón enorme se avalancha sobre mí por lo que me levanto para apartarme pero eso no le hace dejar de perseguirme.

-¡Petrificus Totalus! -Logro hacerlo desaparecer pero no puedo evitar toser ante las quemaduras que me dejó. -Imperius. -Alcanzo a gritar pero me bloquea.

-¡Avada kedravra! -Gracias a la adrenalina logro apartarme a tiempo.

Al ver en la distancia mi escoba alcanzo a Erika. -Vamos sube. -Le acerco la escoba.

-¿Q-qué haces? -Me coge de la muñeca impidiendo que me vaya. -Nos vamos las dos. -Tiene la mirada intranquila a lo que suspiro sonriendo.

-Yo te alcanzaré más tarde. -La acaricio colocándole la capa para que coja calor.

-No pienso dejarte  aquí, no me voy sin ti. Me quedo a luchar. -Sostiene mis manos.

-No tienes fuerza, estás muy débil, debes marcharte, confía en mí.

-¡No! ¡Me niego, no te abandonaré! -Se agita.

Por el rabillo del ojo veo un rayo de luz acercarse desde la distancia hacia nosotros. -Perdóname por esto... -Susurro. -Desmaius. -Al momento Erika cae inconsciente en la escoba. -Sácala de aquí a un lugar seguro. -Le digo a la escoba que rápidamente la aleja de aquí. Me giro bruscamente. -¡Protego! -Me cubro del hechizo pero al desvanecerse la barrera me alcanza su expelliarmus que me aleja la varita.

-Admito que eres la única persona que ha logrado fastidiarme tanto pero no te lo dejaré pasar esta vez... ¡Crucio! -Al reconocer esas palabras siento mi cuerpo palidecer del miedo pero en vez de paralizarme corro hacia mi varita y, aún en el aire, antes de llegar a rozarla con los dedos, siento su rayo alcanzarme haciéndome rodar e el suelo. Poco a poco sentí una agonía invadir mi cuerpo, en cuanto comencé a sentir un ardor deshacer mis órganos apenas podía encontrar las palabras, siquiera podía vocalizar y mucho menos mantenerme en pie, miré hacia mi varita y me arrastré dolorosamente hasta ella pero antes de alcanzarla uno zapato oscuro le dio una patada alejándola de mí. -Te dije que me ocuparía de ti. -No podía pensar, siquiera sabía que decir, solo lograba difícilmente jadear, todo mi interior se desgarraba, sentía tanto miles de espadas atravesarme como minúsculos insectos comerse mis entrañas, solo quería despertar de esa horrible pesadilla. Estaba tan arrepentida... Arrepentida de no haber corrido más, de no haber escapado a tiempo... En cuanto no podía soportar el dolor no podía gritar siquiera, forzarme a hablar era espantoso pero lo peor de todo era saber que ese sentimiento no acabaría, que, a pesar de querer morir, el hechizo no me mataría. Caí rendida mirando el cielo y entonces recordé como había acabado aquí, sonreí al recordar ver alejarse a Erika, había conseguido suficiente tiempo para la huida, recodé su tacto, su calor al rozarla, su mirada, su dulce olor a menta... Mis ojos empezaron a arder. Vaya, no podré alcanzarla. ¿Se enfadará al despertarse? No tenía intención de mentirle pero no creo que vaya a ser tan fácil. Cerré los ojos sintiendo una lágrima caer por mi mejilla antes de afortunadamente quedar inconsciente.

Hufflepuff con genes oscuros... ¿O de color rosa?  [TERMINADA] Where stories live. Discover now