Capítulo 34

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–¿Qué decís? Idiota- Dije, siempre a la defensiva. Él solo carcajeaba.

–¿Sabes la cantidad de gente que se muere por ser mi amiga con comilla?

Abrí la boca sorprendida.

–¿Dónde están? No las veo- Pregunté llevando una mano a mis cejas para intentar buscar.

–Las dos manos en el volante flaca- Ordenó autoritario y revoleé los ojos.

El ambiente quedó tenso después de la peor forma de evitar una pregunta, y yo rogaba poder cambiar el rojo de los semáforos solo con la mirada para llegar más rápido a destino.

–¿Tenemos que ir sí o sí?- Pregunto, de la nada, y lo miré.

–Tenemos que empezar a relacionar con la gente- Reí, haciendo un chiste.

Elegía mil veces quedarme en el departamento con él, escuchando la lluvia y haciendo nada; claro está.

–Prefiero quedarme relacionando con vos adentro del auto- Largó, sin ningún tipo de problemas. Tuve que juntar fuerzas para evitar pisar el freno y pegar la vuelta.

–Es un ratito, nada más

Suspiró mirando por la ventanilla. No me contuve y tuve que admirarlo por unos segundos.

–Mira para adelante, Valeria- Dijo y giré la cabeza, harta.

-Me volves loca- Grité. Todo el tiempo dándo órdenes como si fuese mi papá.

–Vos a mí

Estacioné el auto y bajamos a los golpes como dos hermanos discutiendo. Los pochoclos que Iara había prometido se habían reemplazado por cerveza. Y la película por una pelea que Mauro había encontrado en el cable.

No sé en que momento pasó el tiempo, ni tampoco cuándo aparecieron todas las botellas de alcohol sobre la mesa ratona.

Quería volver a mi casa. Había una tormenta bárbara y no tenía ganas de aguantarme a los tres borrachos. Y menos que menos a Iara y Mauro, que habían pasado la última media hora discutiendo porque él le había tirado un vaso de fernet sobre el sillón blanco.

–¿Por qué están tan borrachos? Son las ocho de la noche- Preguntó mi amiga a quien se le mezclaban todas las consonantes.

Cerré los ojos para calmar el mal humor.

–Tomás- Lo llamé.

Me miró. Bueno, con un solo ojo. El otro se le iba para arriba.

–¿Dónde están las llaves del auto?

Hizo un esfuerzo para entenderme así que volví a repetir la pregunta, esta vez como si estuviese hablándole a un bebe.

–¿Dónde están las llaves del auto?

–Sos hermosa- Dijo. Abrí la boca y me tapé con mis manos para evitar reírme. Estaba mal, y quería irme a mi casa.

–Parate- Ordené, por primera vez yo, y sonreí al ver que me hacía caso.

Palpé sus bolsillos para intentar encontrar las llaves del auto. No estaban por ningún lado.

–Atrevida- Susurró y levanté la mirada para mirarlo.–¿Cómo me vas a tocar delante de los chicos?- Preguntó, realmente preocupado.

–No te banco más- Exclamé. Llevé mis manos a la cintura ya cansada.

–¿Alguien vio las llaves del auto?

Giré en mi lugar para mirar el otro sillón, en el que Iara y Mauro parecían totalmente reconciliados. Tuve que ir a separarlos como una aguafiestas.

–Eu- Grité casi empujando a Iara.

–Están en la cocina flaca- Dijo Mauro para volver a besarla.

Prácticamente corrí. Estaban arriba de la mesada, junto al atado de cigarrillos de Tomás. Los tomé y volví al living para dirigirme a la puerta.

–Vamos- Le dije y se paró. Salí y lo esperé en el pasillo. Estaba haciendo todo en cámara lenta.

–¿Qué pasa?- Preguntó cuando cerró la puerta del departamento.

–Nos vamos- Le expliqué.

–Pero no tenemos las llaves del auto

Aguanté la risa. Estaba de muy mal humor.

–Acá están- Las sacudí en el aire para tranquilizarme. Él sonrió como un nene.

Su cara de bebe había calmado mi mal humor.

Sentí unas ganas inmensas de besarlo. Nuestra relación era tan rara que no sabía cómo actuar. Aproveché su grado de ebriedad y me lancé. Tomé su nuca con fuerza como si fuese a salir corriendo y lo besé.

Cuándo por fin lo solté, él miró a su alrededor totalmente perdido. Había bajado al planeta tierra.

–¿Estás borracha?- Preguntó confundido. Reí.

–¿A qué se debe ese acto de cariño?- Continuó con el cuestionario. Entré al ascensor en medio de una carcajada.

–Espera- Chilló y me tomó de la mano para hacerme salir de este. Lo miré confundida.

–No estaba borracho cuando te pregunté si querías ser mi novia

quedan los últimos 4 capítulos más el epílogo, y los que vienen no son muy lindos que digamos, espero que no me odien je

no se olviden de pasar por la nueva novela sobre Tomi, "cambios", espero que les guste 💘

diferentes • c.r.oWhere stories live. Discover now