Capítulo 31

2.7K 177 7
                                    

Tenía un cigarro entre sus dedos. En su mano derecha, un vaso que se encargaba de recargar a cada rato. Sus ojos seguían clavados en mí. Como lo habían estado durante toda la noche.

Me miraba, quieto, desde la otra punta del lugar.

Había intentado actuar normal durante todo el cumpleaños. Hablar con Seba, bailar con la borracha de Iara, saludar a las personas conocidas. Pero, no. No había logrado tranquilizarme. Incluso con lo mucho que había tomado.

Sentir sus ojos sobre mí, durante horas, no era relajante para nada. Así qué, cuando terminé mi vodka, dejé el vaso sobre la mesa y me dirigí hacia donde estaba.

Atravesé el lugar mirándolo. Él, por lo visto, no pensaba sacar sus ojos de mí. Me paré delante de él. Nos miramos unos segundos. Bufé. ¿Qué estaba haciendo?

Opté por sentarme a su lado. Siguió mis movimientos con su mirada, ya era casi aterrorizante.

– ¿En qué pensas?- Pregunté, luego de un incómodo silencio. Terminó de tomar para agarrar su vaso con sus dos manos, apoyar sus codos en sus rodillas, mirar a un punto fijo y decir:

–En vos.

Agradecí a todos los santos estar sentada.

–Yo también pensaba en vos- Le dije, casi al instante. Se rió.

–Estás borracha, Valeria

–Vos también- Me defendí.

–No tanto como vos- Retrucó. Me encogí de hombros.

–Tengo hambre.

Él asintió. Así que supuse que también tenía hambre.

– ¿Qué hora es?- Pregunté. Hizo una mueca. Lo golpeé. Estaba pesada, puede ser.

–Las 6.30 am

– ¿Ya es de día?

–Sí, Valeria- Respondió de mala gana.

–Quiero comer un pancho- Dije y me miró. –Con papas fritas. Y mayonesa.

Amagó a hablar, pero guardó sus palabas.

–Y kétchup.

Mordió su labio. Estaba aguantándose la risa.

– ¿Me llevas?

–No estamos juntos, Valeria.

– ¿Y?

–No te voy a andar cumpliendo caprichos.- Se acomodó en la silla, me hice la ofendida.

– ¡Somos amigos!- Grité.

– ¿Y?- Me imitó.

–Y los amigos van a comer panchos juntos.

Escondió su rostro entre sus brazos, riéndose.

–Vayámonos, por favor- Rogué.

Sí, sí que rogué.

Se levantó muy de golpe y tomó mi mano. Me arrastró por toda la sala hasta llegar a la puerta.

Ahí, me soltó.

Suspiré. No, no me la iba a hacer tan fácil.

–Hace frío- Renegué. Me abracé a mí misma y el sonrió. No pensaba abrazarme, por lo visto.

–El que llega último al auto paga los panchos- Dijo.

– ¿Qué?- Pregunté atónita.

–Creo que vas a pagar- Agregó, antes de largarse a correr. Lo seguí divertida.

– ¿Dónde dejaste el auto? Me duelen los pies- Reproché, aún a las corridas.

–Falta poco- Comentó.

Se dio vuelta para mirarme raro. Esperó a que lo alcanzara para levantarme como su fuera de pluma y cargarme sobre sus brazos. Se echó a correr cargándome como si tuviéramos 10 años.

No sé cuánto tiempo más estaríamos en modo "amigos", sí, amigos con comillas; pero, al parecer, no sería tan malo.

bueno bebas maratón 1/3 ahre

diferentes • c.r.oDonde viven las historias. Descúbrelo ahora