[TERMINADA] [Primero leer Odio y luego Todo]
Es un odioso igual que su nombre.
Kim Taehyung es un hombre amargado, sin soltura, dispuesto a hacer sufrir a cualquiera que se atreva a cambiar su muy organizada vida. El heredero de las empresas de su...
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Lee YoungMi
Mi cabeza no podía olvidar las palabras de Taehyung.
"Tal vez esta vez aprenda a querer".
¡Pero quiéreme a mí! Maldita sea. No quiero que vuelvas con So Hyun por el amor de Dios ella es una zorra.
Había estado de mal humor toda la mañana, Ha Neul trató de acercarse pero tan solo con ver mi cara se alejó dejándome de nuevo sola.
El Señor Kim tiene una reunión en quince minutos y debo ir a recordarle.
Salí de mi oficina y caminé hacia la de el, abrí la puerta sin tocar encontrándome con una escena muy linda.
¡Linda tu abuela!
Estaba enfadada y sentía los celos hervir en todo mi cuerpo pero necesitaba relajarme y no mostrarlos.
So Hyun y Taehyung estaban sentados en el sofá, era el mismo sofá que usamos semi desnudos aquella mañana, cada uno con una copa de vino en la mano, hablaban y reían de algún tema en especial que no me importaba. Estaban muy cerca para mi gusto.
Aclaré mi garganta para llamar su atención.
—Disculpe Señor Kim, tiene una reunión en quince minutos.
Taehyung me miraba fijamente y yo le sostenía la mirada.
—Muy bien—dijo mientras pasaba uno de sus brazos sobre los hombros a So Hyun —Ya te puedes retirar.
Dijo eso con burla, lo sabía. Mierda, que mal se sentía perder y peor ante una bruja como ella. Mordiéndome la lengua salí de allí a paso acelerado, esta oficina me cortaba la respiración.
Mi corazón se sentía usado, tuve que haberlo previsto. Era imposible que un hombre como el pueda llegar a sentir algo por alguien como yo. Dios, era un desastre.
Entré a mi oficina y coloqué mi cabeza entre mis manos. Habían pasado varios minutos en la misma posición cuando un sonido en la puerta me hace levantar la mirada.
—¡Jisoo!—dije al verla entrar y corrí hacia ella para enfundarla en un abrazo.
—Hola YoungMi —dijo con su boca pegada a mi cabeza—Oye suéltame, no puedo respirar.
Sonreí mientras la apretaba más.
—Te lo mereces, por haber desaparecido por días.
Me separé de ella y ambas sonreímos.
—Ven siéntate y cuéntamelo todo—me senté en mi escritorio y ella frente a mi.
—No hay nada que contar—dijo nerviosa pero yo sabía que mentía.
—Oh vamos, a mi no me puedes mentir, dime lo qué pasó.
—Está bien—resopló y prosiguió—Jimim y yo tuvimos una discusión, pero el problema es que no somos nada. Siento que somos más que novios, que nuestra relación es verdadera pero el no me ha pedido ser su novia. ¡Somos pero no somos!
