[TERMINADA] [Primero leer Odio y luego Todo]
Es un odioso igual que su nombre.
Kim Taehyung es un hombre amargado, sin soltura, dispuesto a hacer sufrir a cualquiera que se atreva a cambiar su muy organizada vida. El heredero de las empresas de su...
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KIM TAEHYUNG
-Dile a la Señorita que regrese a su puesto ahora mismo.
Dicho esto colgué la llamada, ¿Porque carajos no estaba aquí? ¿Que hacia en la oficina de Jimin? Al llegar y no verla, pregunté a Ha nuel quien efectivamente me dijo que estaba con él.
Escuché cuando abrió la puerta y la vi entrar, ese vestido negro que usaba le quedaba malditamente bien.
-Está es tu oficina, no te quiero ver socializando fuera de ella-estaba nerviosa y se notaba.
-¿Porque no?-preguntó frunciendo el ceño, creo que se le ha olvidado con quien está hablando.
-¿Como?-pregunté elevando una ceja hacia ella.
-Nada-dijo sonriendo-Con permiso.
La vi alejarse callada hasta que logré escuchar como murmuraba algo.
-¿Que mierda has dicho?-solté lo que tenía en mis manos sentándome derecho en mi sillón.
-Nada-dijo aún de espaldas, verla a ella de espaldas era mi debilidad, su estrecha cintura se miraba intocable con ese vestido. Pero por más que deseara probarla no lo haría, todas las mujeres son iguales, les gusta llamar la atención, obtener lo que quieren y salir libres de todo.
-Escúchame muy bien, tú harás únicamente lo que yo te diga, me obedecerás o pierdes el trabajo. No quiero chistes ni tampoco risitas icon el Señor Park ¿Entendido?
-Si Señor, con permiso.
Se alejó hacia su oficina y no pude evitar ver como movía el culo de lado a lado, joder, una erección en estos momentos no sería nada agradable, ya que tengo una reunión con socios bien importantes en menos de diez minutos.
Estoy cien por ciento seguro, que ella ni ha visto mi horario y no se da cuenta de mi reunión.
Continué mi trabajo, pero cada minuto mi vista se desviaba a su puerta esperando que saliera y me dijera que debíamos ir a la reunión. Nunca sucedió.
Me levanté sigilosamente de mi sillón y avance hacia su oficina, una parte de mi quería hablar con ella y entablar una plática razonable, la otra parte de mi quería decirle que se fuera al carajo por menear sus caderas como lo hace.
Abrí su puerta en silencio y lo que vi no fue nada tranquilizante para mi pantalón.
Estaba semi recostada sobre su sillón con las piernas puestas en su apoyabrazos, su vestido había bajado por sus piernas dejándolas al descubierto, Joder.
Mi fuerte respiración la hizo caer en cuenta de que había entrado, abrió sus ojos y al verme rápidamente se compuso, obviando lo rojas que se habían puesto sus mejillas.
