This love is killing me (Eunhae)

Capítulo 3 "Solo di la verdad" (Eunhyuk)

Capítulo 3 “Solo di la verdad” (Eunhyuk)

Después de quedarme mudo ante la confesión de Hae, de no ser capaz de decirle una sola palabra y dejar que se marchase, me sentí hundido. Donghae me había dicho de alguna manera que sentía algo por mí… Y yo estaba muy confundido. Porque también sentía cosas por él pero ahora que me lo había dicho, era todo mucho más intenso. Mucho más real. Eso me dio mucho miedo. Porque si solo lo hubiese sentido yo, me habría aguantado y punto, pero sintiéndolo los dos… ¿Cómo podíamos ignorarlo? ¿Cómo podíamos ignorar ahora nuestras miradas? Porque ahora que había abierto los ojos, me daba cuenta que la forma en que me miraba, en que me abrazada, en que me trataba siempre, no era solo como “hermano”. Y también comprendía el por qué se me aceleraba el corazón cuando yo le miraba a él.

En los dos años que había estado con esa… Esa “chica”, me había intentado auto convencer que lo que sentía por Donghae era amistad. Pero al final ni yo mismo había podido creerme eso. Por ello había terminado con ella. Prefería estar solo y aclarar mis sentimientos que utilizar a alguien. Y ahora ese alguien me había clavado un puñal por la espalda.

Pero era lo de “menos”. Lo realmente complicado, era saber qué hacer, qué decirle a Hae… Pero sobre todo, quería decirle algo. No quería perderle. No había sabido reaccionar y ahora seguramente me odiaría. Me puse a caminar por el piso, histérico de los nervios mientras dejaba que mis lágrimas cayesen. Mis padres no dejaban de mirarme e intentar hablar conmigo, pero yo los ignoraba. Hasta que al final, mi padre me cogió del brazo.

-Hijo… Vamos a donde quieras. Te llevo a donde necesites ir. Pero por favor… Para. Tranquilízate o terminaremos en el hospital.

Su voz era grave y sonaba preocupado. Asentí. Necesitaba ver a Donghae. Lo necesitaba o me asfixiaría. Como la compañía no me dejaba salir del piso, tuvimos que pedirle a un vecino el coche y mi padre me sacó del edificio. Estuve bajo una manta hasta que al doblar la esquina fue seguro y me la quité. Mi padre me preguntó dónde debía llevarme y tras meditarlo, le dije que al gimnasio. Donghae iba allí siempre. Seguramente llegaría muy pronto yo, pero prefería esperarle. Cuando me dejó allí me dijo que cuando necesitase que me recogiese que le avisara. Asentí y me dio una palmada de ánimo en el hombro.

-Gracias papá…-susurré.

-Hijo. Solo quiero que estés bien. Creo que debes enfrentarte a tus propios demonios… Y… Esos demonios no son esa mala chica. ¿Verdad?

Negué con la cabeza.

-Bien. Pues haz lo que debas hacer, pero devuélveme a mi hijo. ¿De acuerdo?

Asentí y me abracé a su cuerpo. Luego dejé que se marchase y subí al vestuario. Cuando vi que su taquilla estaba con el candado noté alivio. Ya estaba allí. Miré el reloj. Era pronto hasta para él. Seguramente no había podido dormir demasiado… Me senté en el banco y decidí esperarle. Si subía a la sala de máquinas habría gente de por medio. Y además… Quería dejarle su espacio. Lo conocía suficiente como para saber que el deporte evadía a Donghae del mundo.