El payaso de entretenimiento. BatJokes.

⠀⠀5.

Batman lo había capturado, los brazos y piernas del payaso estaban atados fuertemente, no podía hacer nada para escapar. Siempre acababa así, Joker sabía que el divertido murciélago lo dejaría pronto a merced de los policías.

Esta vez no fue igual, de hecho ni siquiera los inútiles y temblorosos policías habían llegado, el príncipe del crimen veía ese giro como algo divertido, ¿por fin Batman quería tener momentos íntimos?

Por fin solo eran Batman y él, jadeantes tras una larga lucha. La sonrisa en el rostro de Joker era amplia cuando este lo cargó en brazos hasta el batimovil, no se daba una idea de dónde estaba siendo llevado y eso le encantaba, saboreaba el misterio como si fuese su dulce favorito.

Le había preguntado cosas, pero no recibía más que silencio y obviamente gruñidos de molestia de parte de su murciélago favorito.

— ¿Me llevarás a tu cueva llena de murciélagos? ¡Lo siento, Bats! No quiero ir a ver a tu esposa murciélaga, ah, me pongo celoso, así que llévame a Arkham a recuperar mi corazón roto.

Después de esos sus risas estruendosas llenaron el Batimovil, y Batman no hacía nada más que ignorarlo todo el recorrido. Era obvio que Joker no podía ver nada, no tenía ni la menor idea dónde iba, tampoco estaba interesado, ¡el juego no sería para nada divertido si supiese dónde estaba yendo! huir sería una parte divertida, porque lo haría a ciegas.

Estaba seguro de que lo haría, hasta que Batman lo bajó a rastras del batimovil. Joker recorrió con su mirada el lugar, definitivamente estaba en la cueva de su murciélago, y observaba con curiosidad a las criaturas aladas que daban vueltas por el oscuro lugar.

Húmedo, así se sentía, hasta muy frío pero no tanto como Victor.

Sin duda, la cueva era todo lo que confirmaba Batman, era la más pura representación de él y Joker amaba ese lugar, hasta podría masturbarse ahí mismo.

— ¡Wow! Aquí guardas tus juguetitos, quiero jugar con todos ellos, Bats. ¿Me dejas? Vamos, déjame, y te prometo una hora sin cometer un crimen, ¡JAJA!

Fue empujado hasta una celda, y Batman le quitó las restricciones. Pero antes de que pudiese lanzarse hacia él para atacarlo, este ya había salido de la celda.

— ¡Vamos, Bats! Entra aquí, juega conmigo. De cualquier manera. — El tono de Joker era irritable, al menos para Batman, quién solo gruñó ante sus tentaciones. — Podría dejarte jugar tanto como quieras...

— No saldrás de aquí, jamás. — Fue lo único que dijo Batman después de tanto tiempo en silencio, y el payaso se hubiese emocionado si no fuese por aquellas palabras dichas. — Esta será tu prisión, intenta escapar y no podrás. Sabré que haces a cada momento.

Sabré cuando duermes. Sabré cuando comes. Sabré cuando intentes escapar. Sabré cuando estés haciendo o haciéndote daño.

Sabré todo sobre ti. Desde el día de hoy, tu vida criminal se acaba para siempre.

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— ¿Qué hiciste con la comida, Joker?

Bruce preguntó por tercera vez a Joker, y este no se atrevió a responder nada, no había respondido ninguna de las preguntas desde que despertó.

— ¿Dónde la escondiste?

— No sé de qué hablas.

— No has estado comiendo ni tomando medicamentos, y todo este tiempo Alfred me notificaba que la bandeja estaba vacía. Inusualmente vacía.