Capítulo treinta y ocho

3.5K 398 88
                                    

Emma:

Cerca de las cinco de la mañana, cuando los invitados empezaban a irse, mamá le dijo a Aiden que sería mejor que con sus hermanos se quedase a dormir en casa porque era demasiado tarde como para irse hasta su hogar. Él se resistió y dijo que no era necesario, que podía tomarse un taxi tranquilamente, pero mamá insistió.

—No, Aiden, no quiero que gastes dinero en un taxi. Quédate. Además, se nota que en cualquier momento se largará a llover y no es buena idea andar en coche con la lluvia. Hay más probabilidades de tener un accidente.

Si algo noté de mi madre en los últimos tiempos es que empezó a tenerle miedo a ciertas cosas que antes no. A veces era un poco molesto que se preocupara tanto por cosas que no eran tan grandes, pero hoy, en este caso, le agradecía.

—Sí, quédate —le pedí al aferrarme a su brazo. Aiden me miró directo a los ojos y noté de reojo que un atisbo de sonrisa aparecía en su semblante.

¿Podía tomar eso como un sí?

Imaginé cómo sería levantarme de la cama por la mañana teniendo presente que él está a unos pasos de mi cuarto y sentí cosquillas en el estómago, pero fueron más intensas cuando nos imaginé durmiendo juntos en la misma cama. Qué lindo sería, ¿no? Tenerlo a él detrás de mí, abrazándome, diciéndome que me quiere, que le gusta estar conmigo y que se siente feliz a mi lado.

—Bien, nos quedamos —respondió y mamá y yo sonreímos triunfantes—. A tu padre no le molestará, ¿verdad? —me miró.

—No, para nada, él piensa lo mismo que yo respecto a la lluvia —le aseguró mamá—. Emma te mostrará la habitación de huéspedes —con mamá intercambiamos miradas y asentí.

—¿Quieres dormir solo o con tus hermanos?

—Conociendo a Nick, terminará despertándose llorando en la noche si no me ve cerca suyo. A él le gusta venir, pero quedarse a dormir en otra casa no se le hará cómodo si no me tiene al lado.

—¿Y Cassie?

—Cassie no tendrá problemas en tener un cuarto para ella sola.

—Bien, entonces, te muestro tu cuarto y le diré a Kat que le enseñe la otra habitación a tu hermana, ¿te parece? —pregunté mirando a su hermanito. El pequeño Nick descansaba en los brazos de su hermano mayor desde hacía más de una hora.

Esperé a que Aiden le comentara la idea a Casandra. Mientras tanto, a metros de ellos, James me sonrió y se me acercó para darme un fuerte abrazo que casi me deja sin aire.

—No llegaré a los dieciocho años si me sigues abrazando así —bromeé.

—Perdona —se rio—. Estoy emocionado, he conseguido el número de una de tus primas —me enseñó el papelito con orgullo. No me quedó otra que rodar los ojos cuando vi el nombre anotado: Alysia era una de mis primas lejanas de parte de papá, y a pesar de que nunca fuimos tan unidas, sabía perfectamente que a ella le gustaba salir con un chico un día y con otro más al otro día.

Ya me consideraba amiga de James, así que, ¿qué debía hacer? ¿Le decía o cerraba la boca para no dejar mal a mi prima?

—¿Te gusta?

—¿Si me gusta? —elevó las cejas.

—Ajá —afirmé.

—Sí, es muy linda, pero quedamos en salir nada más. Ella no quiere nada serio con nadie y yo tampoco, ya lo hemos aclarado.

Vaya.

—Bueno, qué bueno que sean directos con las cosas.

—Sí, y tú deberías ser directa también con lo que quieres.

La tristeza de sus ojos  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora