El timbre sonó y al abrir encontró a su madre con una maleta y unas bolsas de comida. Sin pensarlo la mujer dejó caer todo y le dio un gran abrazo a su hijo que hizo que los huesos del pelinegro resonaran por el lugar mientras se quejaba y su madre hablaba sin parar de lo mucho que lo había extrañado.

-Casi no te reconozco, mi niño. ¡Estás muy guapo! - Decía la mujer sosteniendo el rostro de un sonriente SooBin, le gustaba que su madre fuera cariñosa, pero a veces se pasaba y le llegaba a incomodar, así que con cuidado tomó las manos de su madre y las quitó de sus mejillas que estaban en peligro de ser pellizcadas como a ella le gustaba hacer.

-Gracias mamá, también te ves muy bien. No debiste traer tantas cosas a casa, ya hay demasiado aquí. -Dijo SooBin recogiendo las bolsas que estaban en el suelo, era un montón de alimento.

-Qué dices hijo, esto no es nada. Un chico se ha ofrecido a traer el resto de las cosas.-El pelinegro se detuvo al escuchar a su madre y miró hacia el ascensor donde su madre estaba señalando, vio al chico que venía saliendo con unas bolsas, era YeonJun. - ¡Ah! Ahí viene, que chico tan amable, eh.

-Sí...

- Deberías salir con chicos así. -Comentó su madre en voz alta mirando al peliazul con una gran sonrisa mientras este pasaba al interior del departamento. - No me digas que es el inquilino...

-Sí mamá, es el inquilino que te había dicho. Y no, no debería salir con chicos así.

SooBin terminó de recoger las bolsas y esperó a que su madre entrara al departamento, mientras la escuchaba hablar mucho más bajo que antes para que YeonJun no la escuchara.

-¿Por qué no quieres salir con alguien así? Se ve que es un buen chico, ¿te has fijado siquiera en él? Estás siendo demasiado frío, debes relajarte un poco y disfrutar de tu juventud. -La madre del azabache no dejó de hablar mientras estaban en la habitación acomodando las cosas y este no siguió escuchándola porque era lo que siempre le decía, que era demasiado joven, que debía disfrutar de la vida, que debía conseguir un novio porque ella quería un yerno antes de morir y un montón de cosas que ya sabía de memoria.

Desde que su madre supo que él era homosexual lo había apoyado, pero desde que él había descubierto su orientación sexual no se había atrevido a tener nada serio con algún hombre y era principalmente por su trastorno. Porque tenía miedo de que en algún momento esa persona pasara de gustarle y hacerle sentir bien a ser desagradable y que ni siquiera pudiera soportar que le tocara.

-¿Me estás escuchando?

-Sí mamá. Lo único que te voy a decir es que ahora no estoy interesado en nadie y solo quiero concentrarme en mis estudios.

-Hijo, con solo verte sé que ni siquiera tú te crees eso. -Su madre podía leerlo tan bien pensó SooBin y soltó un suspiro, sabía que no sacaba nada con responderle, así que se fue a la cocina a ordenar la comida seguido por su madre.

YeonJun estaba guardando como podía todos los alimentos que la madre de SooBin había comprado, incluso el refrigerador ya estaba lleno y los muebles apenas se podían cerrar cuando aparecieron el hijo y la madre en la cocina encontrándolo intentando cerrar el último mueble.

-Mamá, creo que vas a tener que llevarte algunas cosas. -Escuchó al pelinegro a su espalda y volteó a ver justo cuando el otro dejaba otras bolsas sobre la mesa, sus ojos se abrieron sorprendido porque realmente más comida ya no cabía en ningún mueble.

-No me llevaré nada, voy a prepararles comida estos días, dos jóvenes guapos deben alimentarse bien, más si se pasan todo el día estudiando. -Dijo la mujer subiéndose las mangas de su blusa y YeonJun la observó divertido moviéndose por la cocina, rebuscando por los muebles y las bolsas sobre la mesa lo que necesitaba para cocinar.

Miró a SooBin que se había puesto a ayudar a su madre a cocinar, recordó lo que la mujer le había dicho en la entrada del edificio cuando lo encontró terminando de hablar por celular y no pudo evitar sentir simpatía hacia la señora. Realmente la mujer tenía una personalidad muy diferente a SooBin, pero había algo que los hacia familiar y YeonJun no lo podía negar al verlos sonreír, ambos tenían la misma sonrisa.

Terminó por tomar asiento junto a la mesa que estaba ocupada por las bolsas que de a poco iban quedando vacías, no sabía cómo ayudar y sentía que si lo hacía estaría interrumpiendo un momento de familia.

Luego de conseguir comer todo lo que pudieron casi forzados por la madre de SooBin ya que los había notado algo delgados, como toda mamá, cada uno fue a su dormitorio, menos el pelinegro que se había preparado una improvisada cama en el sofá. Cuando se acostó intentó dormirse lo más rápido posible, el frío en la sala en la noche era insoportable y aunque se había puesto un montón de mantas y el pijama más abrigado que tenía sentía que su cuerpo no iba a lograr calentarse lo suficiente, pero él era quien había preferido dormir en la sala en vez de lo que había ofrecido YeonJun. Prefería mil veces quedarse a dormir casi en la calle que dormir en la misma habitación que el peliazul.





































Primer Sentido: El Tacto | YeonBin.Where stories live. Discover now