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Tenía un poco de tiempo libre después de haber ayudado con la limpieza en la biblioteca. Decidí acompañar a los trillizos en sus deberes con el jardín, ya que estar sola en la mansión me hacía sentir incómoda. Simplemente, había algo mal allí, y si bien, los sirvientes son un gran factor, la casa tiene mala pinta.

— Oye, TN, queremos hacerte una pregunta. — dijo Timber.

— ¿Ajá? — respondí desinteresada.

— ¿En qué trabajaste antes de llegar aquí?

— En cosas.

— ¿Qué cosas? — siguió Cantaembury.

— Unas aburridas.

— ¿Por eso te fuiste?

— No.

— ¿Entonces por qué?

— ¡Dejen de interrogarla! -— intervino Hannah al acercarse a mí de manera protectora — No tiene que responder sus preguntas si no quiere, no la atosiguen.

La mujer me llevó lejos de ellos, hasta que quedamos frente a un gigante tablero de ajedrez, con estatuas de piedra talladas con tanta sutileza que ninguna imperfección se notaba. Cómo todo aquí, esto era igual de impecable.

Alois no se ve del tipo que juegue ajedrez, o que sea culto de alguna forma... Es un niño caprichoso y necesitado de atención, no veo el punto de... Oh, ya lo tengo. Quizá tiene esto para impresionar a sus invitados. Funciona.

— ¿No quieres preguntarme algo? — miré a Hannah, expectante.

— Quiero que me digas lo que quieras, no voy a presionarte a nada — sonrió mostrando sus blancos dientes —. Cuando te sientas lista, te escucharé.

— ¿Y si nunca estoy lista?

— Entonces lo sabremos.

Entrecerré mis ojos, pensando en algo que preguntar sobre ella, ya que muy en el fondo, sé que tenía curiosidad sobre mí, así que quise regresar esa curiosidad — ¿Y que hay de ti? ¿Algo que contarme?

— ¿Yo? Oh... No, en realidad. Soy feliz aquí en la mansión.

— Claro que no — sonreí de lado, pero rápidamente puse un semblante serio —, no... Porque no pareces feliz. Al menos, no para mí.

— ¿Tú eres feliz aquí?

— Estamos hablando de ti — contesté en tono burlón —, entonces, ¿que te hace feliz de estar en la mansión?

En serio quería saber, ¿quien en su sano juicio sería feliz en este lugar?

— El jardín es muy bello, adoro las rosas — susurró suavemente —, cuidar de ellas me gusta.

— Mueren.

— Su vida siempre tiene un fin... Pero es mi trabajo cuidar de ellas, verlas crecer... Alimentarlas, tratarlas bien, para cuando mueran, las siguientes serán igual de bellas que las anteriores, incluso más.

Por un momento... sonó como si no hablara de flores. Es extraño, muy extraño.

— ¿Te incomodé? — me preguntó.

— No... Es que... Nadie se había expresado así de... plantas. Es lindo, es solo extraño.

— ¿Te gustan las flores?

— Me gustan unas que son rosas... pero no sé su nombre. Son rosas y largas, y bonitas.

— Buscaré por ella— me aseguró — Podemos plantarlas en el jardín, a su alteza no le importará.

Love is Sick ||Claude Fanfic|| EN EDICIÓN.Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ